Con la dulce resaca de la clasificación copera aún viva y con la ilusión del sorteo de mañana, cabe preguntarse más si cabe, sobre la transformación del Córdoba cuando actúa en El Arcángel o debe viajar. Porque no es, ni mucho menos, algo nuevo, más allá de sensaciones en su juego.

Solo el Córdoba de José Luis Oltra, durante la primera vuelta de la pasada temporada, logró romper esa tendencia, ya que incluso el equipo del Chapi Ferrer fundamentó el ascenso a Primera lejos de El Arcángel. En aquella temporada 2013/14, en los 10 encuentros como visitante con el catalán como entrenador blanquiverde, ganó seis, empató tres y sólo perdió uno, aquel 3-2 en Sabadell en donde el equipo mereció algo más. De hecho, fue el mejor visitante de la categoría en 2014, con tres puntos de ventaja sobre el Eibar. Ya entonces, en ese segundo ciclo, los blanquiverdes fueron los quintos peores locales de Segunda con solo tres encuentros ganados, cinco empatados y cuatro perdidos en El Arcángel.

Pareció que la tendencia se rompía en la primera parte de la temporada 2015/16, con Oltra en el banquillo. Desde el inicio de temporada y hasta el parón invernal el Córdoba estaba igualado a puntos, 33, con el Alavés, líder de la competición. Y para ello se basó en sus números en El Arcángel, en los que era el mejor de Segunda, con 22 puntos en nueve encuentros. Solo el Alcorcón logró ganar (1-3) y el Huesca empatar (1-1), mientras que el resto de partidos, siete, se contaron por triunfos. Al finalizar el 2015, todo indicaba que solo con seguir mostrándose fiable como local, los de Oltra debían, como mínimo, disputar el ascenso directo. Sin embargo, la entrada del 2016 significó el cambio de tendencia en el conjunto blanquiverde, ya que El Arcángel se convirtió en un campo absolutamente abierto para todos los rivales. De hecho, el empuje final de los blanquiverdes se produjo en aquella semana fantástica de Feria en la que sus triunfos fuera de casa terminaron de darle el pasaporte a las eliminatorias de ascenso. En ese 2016, el Córdoba fue el peor equipo en casa junto al finalmente descendido Bilbao Athletic, ambos con 11 puntos. Pero cuando cogía el autobús, el Córdoba ya era otro. Tanto como para ser el segundo mejor visitante en el 2016 de la anterior campaña, con 21 puntos, sólo dos menos que el mejor en esa faceta, el Leganés, que terminó ascendiendo.

Esas dos caras, de un equipo domesticable como local e indómito cuando de viajar se trata, se han vuelto a dar en esta temporada y funcionado en el torneo de Copa. En Liga, el hoy equipo de Carrión continúa siendo el segundo peor local de la categoría, en donde superan en esa faceta solamente al UCAM Murcia. Los pírricos 11 puntos sacados en El Arcángel se deben a tres victorias, dos empates y cuatro derrotas, con 10 goles a favor y 13 en contra. Sin embargo, sus números como visitante no tienen contestación, ya que es el mejor equipo lejos de casa junto al Levante y el Reus, aunque éstos con un partido menos. El Córdoba ha hecho 14 puntos merced a sus tres triunfos, cinco empates y solo dos derrotas. Junto al Lugo es el equipo que menos derrotas ha sumado lejos de casa, solo dos.

Y por si fuera poco, en Copa ha transmitido las mismas sensaciones. Se impuso en el Carranza con cierta solvencia, mientras que acaba de eliminar al Málaga (al que ya la temporada pasada eliminó el Mirandés) tras ganar los dos encuentros a un rival de Primera División. Posiblemente lo que más llame a la ilusión sea aquel encuentro de ida, el del debut de Carrión, en el que el conjunto blanquiverde logró imponerse con claridad por 2-0. Más allá de la influencia que el resultado tuvo en la eliminatoria, lo más llamativo fueron las buenas intenciones que mostró el conjunto blanquiverde en el estreno del catalán en el banquillo. Buenas intenciones que ha corroborado hasta ahora con el único lunar de la derrota ante el Cádiz (1-3). Pero como se ha visto por los números, es una tendencia en la que aún ha de trabajar Luis Miguel Carrión.