Entró Djukic en sala de prensa serio, como en cualquier otro encuentro, incluida su comparecencia en San Mamés, pero al sentarse se le veían unos ojos tristemente brillantes. El serbio esperó la primera pregunta mirando al frente, con la mirada perdida. Una periodista le lanzó la que necesitaba, daba igual cuál. En este caso, que el Barcelona había hecho el triple de faltas que su equipo y el técnico durante minuto y medio, sin parar: “Después de un minuto se acabó la historia. Si recibes en el minuto uno ante un equipo como el Barça, la historia tiene muy poca... Fíjate, que hasta tú te has dado cuenta de las pocas faltas. De pocos huevos”, sentenció, ante la primera mirada de sorpresa de los periodistas. Pero continuó, haciendo pausas en cada aseveración. “A mí esto me duele. Siento vergüenza así, cuando veo, su puta madre, que Iniesta tiene más agresividad que nosotros. A mí me duelen estas cosas. Con todo el respeto a Iniesta". Djukic callaba por un segundo y miraba abajo, como si por momentos estuviera pensando en voz alta. "Pero como tú dices, nosotros salimos a pedir camisetas al Barça antes del partido, entonces ya, apaga y vámonos". Fue el primer gesto de dolor, de pesadumbre del balcánico. "Me doy pena a mí mismo, me doy pena... Hasta era vergüenza cuando veo que saludan" --y hacía un gesto que se semejaba una sonrisa de sus jugadores--; "lo siento, yo también lo siento y pienso que bueno, que la gente del equipo también lo va a sentir, lo va a notar; que va a jugar en mi equipo, aviso, van a jugar los que tienen huevos", fue la última palabra gruesa que provocó la mirada entre los compañeros de la prensa. "Voy a Segunda División, pero con guerreros, la gente que tenga el cuchillo en la boca", y hacía la mueca de tener él mismo ese machete en la suya. "Puede no tener ni puta idea de fútbol, pero tendrá el cuchillo en la boca. En esta puta vida o eres bueno o eres guerrero". Intentó contenerse el serbio: "Ya sé que este no es nuestro partido, contra el Barça, pero los automatismos, las cosas se adquieren contra equipos grandes, en los que demuestras lo que puedes hacer. Y nosotros no hemos estado a la altura. Me duele. O cambiamos esto o no vamos a ningún lado", avisó lacónicamente. Pero Djukic volvió a encenderse "porque teníamos al Barça delante y estábamos pidiendo los autógrafos antes del partido, sacándonos fotos. Para competir aquí hay que tener orgullo. Y no lo hemos tenido", comentó casi en voz baja. Ese "no lo hemos tenido" lo pronunció con un gesto de dolor que volvió a cambiar por otro de furia al recordar "que el Barça me marque dos goles a balón parado... ¡No se los ha marcado a nadie!". Eso sí, no esquivó su responsabilidad: "Hemos hecho el ridículo", aceptando su cuota.