Los de Djukic cumplieron ayer con el trámite ante el filial blanquiverde al imponerse por 2--0 en un partidillo en el que los canteranos intentaron agradar y los grandes no hacer el ridículo ante el medio millar de aficionados que se dieron cita en el coliseo ribereño para ver, casi un mes después, un entrenamiento a puerta abierta. Ahora bien, la primera plantilla no es que llevase a cabo un fútbol vistoso ni que saltasen al campo con la idea de lucirse. Más bien llevaron a cabo un juego rácano en el que la primera parte fue un bodrio con los suplentes demostrando por qué no tienen cabida en un equipo de Primera y los de Romero intentando llevar el control del juego y con las escasas ocasiones, para el Córdoba.

En la primera parte, Djukic probó con Pinillos en el eje de la zaga acompañado por Luso, Edimar por la izquierda y Gunino por la derecha. En el doble pivote, Deivid con Rossi. En ataque, Fidel, Abel Gómez y Héldon. En punta, Florin. Una suerte de equipo suplente en el que López Silva ni siquiera tenía cabida.

Por su parte, José Antonio Romero también pudo hacer algunas modificaciones, como dejar a Sebas Moyano de falso nueve. El segundo equipo contó con los refuerzos de Pantic, sancionado, y López Silva, descartado.

En esa primera mitad, los más destacado fue un incomprensible fallo de Florin solo bajo palos y una buena parada de Villanueva a una falta de Fidel.

En la segunda, Djukic ya metió a los titulares. De hecho, la primera línea es la que bien se podría ver el próximo lunes: Campabadal, Iñigo López, Crespo y Fede Vico, con Saizar en portería. Por delante, Ekeng -que estará disponible tras cumplir dos partidos de sanción-- con Zuculini. El argentino fue el único que terminó con tarjeta. En ataque, Cartabia por la derecha, Bebé por dentro, Borja por la izquierda y Ghilas, de nuevo, en punta.

Poco tardó el del Benfica en abrir la lata tras robarle la cartera a Uxio y batir desde fuera del área a Sillero. Pero el luso sigue con el punto de mira atrofiado y volvió a mandar el balón a la grada en un mano a mano con el portero, como en Cornellá.

Ya con un once tipo, el control de juego fue para los de Djkukic que, pese a tener la pelota, no llegaban con claridad al área de Sillero. A la siguiente que tuvo Bebé ya no perdonó. Se fue por velocidad, recortó a César Morgado y fusiló al meta cordobés (2-0). Los de Djukic se impusieron con toda lógica a los de Romero.