No termina de hacer el regate definitivo, ese que le reconcilie consigo mismo. No termina Gerard Deulofeu de firmar un partido convincente. No tan solo para Valverde, el técnico que lo ha ido protegiendo en su segunda, y quizá definitiva (en lo bueno y en lo malo) aparición en el primer equipo, sino, sobre todo, por él.

En la primera, coincidiendo con el inicio de la etapa de Luis Enrique en el Camp Nou (verano del 2014), el extremo apenas duró 15 días en el Camp Nou. Ahora, y a pesar de que sigue siendo muy joven (tiene 23 años), el tiempo se le está echando encima. El foco se cierra sobre Deulofeu, de quien se espera desborde, desequilibrio y, fundamentalmente, atrevimiento, todos esos matices tácticos que le hicieron brillar en su viaje a la elite.

O sea, se aguarda a que ese deslumbrante talento juvenil sobresalga en el sólido Barça que está levantando Valverde. Ni siquiera la lesión de Dembélé, a mediados de septiembre, ejerció un efecto terapéutico sobre un delantero, que vive una extraña contradicción. Cada vez se le ve más maduro (disfrutando de su paternidad desde abril cuando nació Sara, su hija) y reflexivo fuera del campo. Cuando pisa el césped, en cambio, se le ve apocado, cometiendo errores impropios de su calidad sin tener ese descaro que le ha llevado hasta el primer equipo azulgrana por segunda vez en tres años.

Sinuoso camino

En esa enrevesada ruta de retorno, con cesiones al Sevilla (17 partidos y un gol con Unai Emery), Everton (donde no se asentó con Roberto Martínez ni con Ronald Koeman) y Milan, solo halló realmente la felicidad en Italia. Tuvo seis meses esplendorosos con Vincenzo Montella, el técnico que mejor lo ha entendido y con quien más ha disfrutado. Tan Deulofeu fue que incluso Lopetegi, el seleccionador que disfrutó de sus regates en las categorías inferiores, lo impulsó a la absoluta, abriendo así su regreso a Barcelona, previo pago de 12 millones de euros, lo que fijaba su cláusula.

En Milán se lo pasó bomba. Pero no se ha visto aún en Barcelona a ese extremo que corría feliz por la pradera de San Siro. Además, Montella acaba de ser despedido esta misma semana por la propiedad china del Milan. Gattuso es el entrenador elegido.

Contradictorios síntomas

Valverde, paciente como es, sigue esperando esa versión del joven delantero que tan bien le vino en el Wanda ante el Atlético. Aquella aparición esperanzadora de Deulofeu sirvió para agitar y activar al Barça hasta firmar el empate. O el recuerdo de esos minutos prometedores en la Copa ante el Murcia (un gol y una asistencia a Alcácer), por mucho que sea un rival menor, que pelea por la zona noble de la Segunda B.

Emite el extremo síntomas de ilusión y, al tiempo, desprende detalles decepcionantes en una trayectoria irregular, que no le ha permitido, por ejemplo, completar ni un solo partido de inicio a fin. "Es un jugador vertical, siempre le pedimos que encare al rival", argumentó Valverde ayer en las horas previas al duelo copero contra el Murcia.

"Cuando un jugador es regateador lo apuesta a todo o nada. Esperamos que vaya subiendo el porcentaje de éxito en regates, en goles... " (Valverde)

"Cuando un jugador es regateador lo apuesta a todo o nada", admitió luego el técnico, reclamando, eso sí, que "vaya subiendo el porcentaje de éxito en regates, en goles..." Pero Deulofeu entra, sale, juega, desaparece, va y viene, sin tener una estabilidad en su rendimiento, sometido al foco de la sospecha.

De banda a banda

Entre ese todo y nada, como recalcó Valverde, transita Deulofeu. Empezó corriendo por la izquierda, ahora se ha instalado en la derecha, pero no logra dejar huella, aplicado como está ahora también en su trabajo defensivo. «Este es el camino», dijo el extremo la pasada semana en Turín tras perseguir él más a Alex Sandro, el lateral zurdo, que ser perseguido. En esa indefinición navega uno de los grandes talentos alumbrados por la cantera azulgrana en los últimos tiempos, con una cláusula de rescisión extrañamente baja: 20 millones de euros. A sus 23 años, quizá sea ahora o nunca, al menos en el Camp Nou.

Pendiente queda Deulofeu de lo que suceda en el próximo mercado invernal, aunque pocos delanteros tiene Valverde en su nómina para ir prescindiendo de alguno de ellos. "Estamos abiertos siempre a todo, a cualquier posibilidad y en cualquier línea del equipo", subrayó el técnico, quien protegió al extremo cuando oía murmullos de desaprobación por su irregular rendimiento. Lo dejó incluso en la grada. De momento, tendrá un mes más porque no se acelerará el retorno del lesionado Dembélé.

"No estamos para arriesgar, tenemos que asegurar. Es mejor frenar a un jugador, él está bien, pero toca ser cauto por si acaso", dijo Valverde, asumiendo que será casi imposible que el joven francés esté en el clásico del Bernabéu (23 de diciembre). Por eso, a Deulofeu le queda tiempo en este mes para intentar volver a ser ese extremo arrogante con el balón y desequilibrante en el regate. El Murcia es la nueva oportunidad que se le abre.