Mucho se habla en estos días del cierre de la plantilla del Córdoba y qué es, a priori, lo que puede necesitar Luis Miguel Carrión para que su equipo aumente el nivel de competitividad. La salida de Quiles deja a las claras que ha de llegar un delantero, máxime si el técnico blanquiverde cree que puede utilizar a Sergi Guardiola, alternativamente, tanto en banda como acompañante de Jona. Sin embargo, dejar al equipo con sólo estos dos nombres como futbolistas de ataque sería recaer en errores recientes que se pagaron claramente en la competición a pesar de los avisos.

También necesitará el técnico blanquiverde un extremo puro. Hoy por hoy, la plantilla del Córdoba cuenta con dos zurdos: Jaime Romero y Javi Galán, que va a recibir definitivamente la alternativa y, aunque transmite muy buenas sensaciones, siempre hay que desconfiar de una Segunda excesivamente larga, sobre todo para un chaval de 22 años que ha de asumir el peso de la responsabilidad en la élite. El mismo Carrión ha comentado en más de una ocasión que Alfaro podría desempeñarse en la banda derecha, aunque lógicamente no da ese perfil de extremo puro.

Son las dos únicas posiciones de las que se habla en torno a la plantilla blanquiverde, que actualmente cuenta con 20 efectivos y que apunta, como en años anteriores, a una configuración justa. Evidentemente, cuando en el verano del 2015 llegó Oltra y repitió en el 2016, así como en la continuidad de Carrión, esos aparentes deseos de contar con los justos tiene más carga institucional que planteamiento sólo y exclusivamente deportivo. Aun así, se pueden configurar planteles de 22 o 23 jugadores muy competitivos. Sólo hay que fijarse en el Levante de la temporada pasada.

El problema para este Córdoba de las últimas campañas es que, de forma recurrente, la línea que más sufre ese adelgazamiento suele ser la defensa. Tradicionalmente, la primera línea siempre se ha cubierto con ocho jugadores, dos por puesto. La única concesión se hacía a la hora del tercer o cuarto central, que podía ser un jugador del filial o, en su defecto, uno de los dos mediocentros defensivos. También se tiraba de polivalencia, aunque siempre para un jugador. Es decir, un lateral que pueda jugar de central o viceversa, al estilo de Caro la temporada pasada. Cuando se estira la cacareada polivalencia suele ocurrir que no hay material suficiente ni en un lado ni en el otro.

ANTECEDENTES A NO OLVIDAR // Ese número de ocho defensas fue habitual en el Córdoba incluso tras la llegada de González. Paco Jémez dispuso, en el inicio de la Liga 2011/12, de ocho zagueros: Fernández, Fuentes, Cristian García, David Cerra, Gaspar, David Prieto, Tena y Alberto Aguilar, que actuaba también en la posición de mediocentro. Ese equipo terminó recibiendo 43 goles al término de la campaña. En la siguiente, Rafa Berges también arrancó con ocho hombres de atrás: Fernández, Cristian, Fuentes, Dubarbier, Tena, Gaspar, Kiko Olivas y Alberto Aguilar, de nuevo, como hombre polivalente. Ese equipo finalizó el año recibiendo nada menos que 55 goles, aunque esa cifra habría que ponerla entre asteriscos, ya que hasta la jornada 32, penúltima de Berges en el banquillo, aquel Córdoba había recibido tan sólo 38 goles, cifra que tendrá más adelante una comparación. A partir de la llegada de Esnáider, aquel Córdoba se dejó ir hasta encajar 14 goles en sólo nueve encuentros.

En la campaña del ascenso, la 2013/14 se vio por primera vez que, ante la necesidad de ajustar económicamente, la plantilla siempre perdía por atrás. Seis defensas tuvo Pablo Villa en el inicio: Janse, Campabadal, Samu de los Reyes, Iago Bouzón, Fran Cruz y Armando. El discurso fue que había que dar paso a los hombres del filial, por lo que Bernardo, Dani Espejo y Rafa Gálvez tuvieron sus minutos. Evidentemente, el equipo se resintió hasta la llegada de Albert Ferrer, que finalmente impuso un sistema férreo en lo defensivo, en el que la prioridad era dejar el marcador a cero. Aquel Córdoba terminó encajando los mismos goles que el de Jémez, 43, pero con un dato comparativamente revelador: hasta la jornada 32 llevaba tan sólo un gol menos, 37, que el Córdoba de Rafa Berges.

En Primera no hubo ajustes y, más allá del acierto deportivo en la elección, se inició la campaña con la cifra clásica de ocho defensas: Gunino, Crespo, Campabadal, Pinillos, Pantic, Íñigo López, Iago Bouzón y Deivid como hombre polivalente. Tanto, que jugó más de mediocentro defensivo que como central.

Tras el descenso, el Córdoba dio una doble pirueta al salir a competición en Segunda, en la campaña de la aspiración a regresar a Primera, con tan sólo cinco defensas: Dalmau, Stankevicius, Rodas, Deivid y Cisma. El resultado, 52 goles encajados que Florin, Fidel y Xisco sólo consiguieron subsanar en parte. Dio para las eliminatorias de ascenso.

La campaña pasada se salió a competir con seis defensas, toda vez que Samu de los Reyes no contaba. Jugó algo más de 400 minutos con Oltra, cuando éste no tuvo más remedio, y ni uno solo con Carrión. Antoñito, Caro, Rodas, Bijimine, Deivid y Cisma volvieron a encajar 52 goles, en una campaña en la que se utilizaron infinidad de sistemas, en gran parte por esas carencias en la primera línea.

LA PLANTILLA ACTUAL / Ahora mismo, el Córdoba tiene a seis defensas puros. Dos laterales derechos, Loureiro y Fernández. Sólo un lateral izquierdo, Dani Pinillos, y tres centrales: Joao Afonso, Josema y Caro. Por si no fuera poco con el pasado reciente, la misma pretemporada se ha encargado también de avisar. Un posible cuarto central, como Álex Vallejo, ha sufrido una lesión en el sóleo, mientras que Josema se ha perdido varias sesiones de entrenamiento e incluso el encuentro contra el Sanluqueño por precauciones físicas. Pinillos tuvo que jugar la segunda parte como improvisado central zurdo, mientras que el chaval Víctor Mena tuvo que jugar los 90 minutos. Siempre hablando de cantidad y sin entrar a valorar la calidad de uno u otro jugador en su demarcación. Pero el caso es que este Córdoba transmite ahora mismo que su defensa está falta de remate.