Si los sucesos en los que murió un seguidor del Dépor causaron una profunda alarma social, la postura de Angel María Villar no ha ayudado a rebajar la tensión. La inacción del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha terminado por colmar la paciencia del Consejo Superior de Deportes, que exige al dirigente que apruebe de manera inmediata las medidas contra la violencia en el fútbol, algo que Villar prometió hacer el lunes pasado. "Se comprometió a hacerlo el día 15 y no lo ha hecho. No ha cumplido el compromiso que adquirió y esperamos que rectifique", dijo ayer Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte. La tensión entre el CSD y la RFEF es máxima.