Los adjetivos se les agotan a los madridistas para referirse a Cristiano Ronaldo que, con tendinitis crónica en la rodilla izquierda o no, no para. Su obsesión es el gol y este el camino para seguir en lo más alto, tanto a nivel individual como colectivo. Nunca antes había conseguido marcar en Riazor y ayer se despidió del estadio deportivista con tres de los ocho que anotó el Madrid. Un nuevo hat trick del delantero portugués para un total de 22 desde que viste la camiseta blanca, con la que ya suma 259 goles en 252 partidos.

Números grandes de verdad para un jugador del que apenas hace tres semanas se comentaba que no iba a tener más remedio que olvidarse de jugar durante unos meses para recuperarse totalmente de unos problemas físicos que amenazan con acortar su brillante carrera. Carlo Ancelotti aseguró, por contra, que su estado es óptimo después de haber trabajado de forma adecuada durante el parón por los partidos de selecciones, y el jugador le da la razón. Ante el Basilea no pasó de uno, pero ayer decidió el partido al anotar el primero, el tercero y el sexto. El mejor fue el primero, de cabeza tras un salto descomunal en el que no se vislumbró que le molestara lo más mínimo la rodilla.

Un gran tanto que tuvo que competir en calidad con el de James, el segundo de Bale y el primero de Chicharito, que salió al campo en el minuto 76, con 1-5 en el marcador, y demostró que no ha llegado al Madrid para ejercer como comparsa de las grandes figuras blancas. Hizo dos.