En Córdoba hay ambiente ciclista, y miles de cordobeses lo demostraron ayer arropando a la representante española entre las tres Grandes. El día y el evento lo merecían, y la gente no decepcionó en absoluto. Desde muy temprano eran cientos los que se agolpaban en los alrededores de la Victoria. Con el paso de los minutos la muchedumbre crecía en miles, repartidos por los distintos stands de la organización y en la zona VIP donde los patrocinadores de la Vuelta regalaban gorras y mochilas para los más golosos que paseaban por el catering. Incluso hubo quienes decidieron acercarse al evento en bicicleta, ataviados de arriba abajo como si de un corredor más se tratase, para disfrutar de las actividades y para llevarse una rúbrica de sus ídolos en el maillot que les acompaña en sus salidas.

La Vuelta tenía preparado un regalo para los seguidores de las dos ruedas. Perico Delgado se dejó ver por la zona VIP a propósito de la llegada de la comitiva pública, encabezada por la alcaldesa Isabel Ambrosio. Aprovechando la ocasión, decenas de seguidores se acercaron al que fuese ganador del Tour en el 88 para inmortalizar el momento en medio del asombro de los presentes, que una y otra vez, repetían "qué grande, qué bueno era".

Daban las doce del mediodía, se acercaba el momento clave y así lo cantó la megafonía. La salida estaba próxima y el pelotón de cordobeses corrió tanto o más que en la llegada de la multicolor el año pasado para hacerse con las mejores vistas a pie de valla. Impacientes, esperando la salida, buscaban con la mirada a sus ídolos entre el pelotón. Y en esas, llegó la hora. La alcaldesa cortó la cinta y la sexta etapa dio el pistoletazo de salida entre un mar de móviles y flases y con una sonora ovación para los titanes que daban en República Argentina las primeras pedaladas de los 200 kilómetros que tenían por delante.

Duró poco, lo que la serpiente multicolor tardó en recorrer los nueve kilómetros de suelo califal, pero la espera mereció la pena. No se movió ni un alma hasta que no pasó el último coche. Todos quedaron contentos. Pequeños y mayores comentaban la experiencia camino de casa con una sonrisa en la cara y con la mente puesta en que la Vuelta piense en tierras cordobesas para su próxima edición. Ni la lluvia de calor que caía impidió que Córdoba viviese ayer su particular fiesta sobre ruedas.