En el agónico triunfo ante el Albacete ya se avisó de que este Córdoba pelea por mostrar síntomas de que no está muerto, que intenta rebelarse ante lo que parece inevitable y que solo un cambio drástico -y muchas oraciones- puede solucionar. Es verdad que no le va como debiera la pierna izquierda, que presenta el pecho más que congestionado, que el brazo derecho lo tiene con la misma funcionalidad que el de un maniquí y, si nos metemos en la cirugía interna, deberemos reconocer que corazón no le falta, pero que neurológicamente tiene serios problemas también, además de los evidentes contratiempos en circulación. Es decir, a este enfermo no se le despacha con una transfusión de sangre esperando que dé saltos por los pasillos, rumbo a casa. Necesita de trasplantes, no pocos, de ánimos, bastantes, y de rezos, muchos. También es cierto que para los dos últimos dispone de su gente, de su afición, que siempre ha estado y estará ahí, pero para lo primero apenas dispone de 120 horas mal contadas. Y, puestos a recordar, también hay que hacerlo con lo que ha pasado últimamente. No ya tanto por el cambio de propiedad, sino cuándo se ha producido. El huevo de la serpiente sigue incubando en El Arcángel y el riesgo de que termine eclosionando permanece.

Por lo tanto, mejor conservar la cabeza fría en estos instantes de presión, de tensión y de miedo ante el futuro. No hay mucho tiempo hasta el miércoles, pero lo hay. Lo cual es mucho más de lo que había hace un par de semanas, en el que había todo el tiempo del mundo pero nulas ganas de arreglar el entuerto.

Mientras tanto, el enfermo sigue peleando. Está claro que el encuentro de anoche en La Romareda fue de un nivel futbolístico a ras de suelo. Pobre. En Zaragoza se esmeraron esta semana en asegurar que ellos no estarían en la lucha por el descenso, pero tanto por lo visto en algún encuentro del pasado como el que se jugó ante un Córdoba que mereció algo más es difícil creer tal aseveración. Lo tuvo en la mano el equipo de Jorge Romero y no solo por puntuar, sino porque se le escapó una oportunidad de oro, incluso estando en la mesa de operaciones, de meter a otro rival en la pelea por la permanencia.

Porque, además, hay que recordar que todo eran contratiempos para los blanquiverdes. Con cuatro profesionales menos (los 18 mínimos exigidos por la LFP), con Sergio Aguza lesionado y metiendo desde el inicio al chaval Aguado, los blanquiverdes no plantearon del todo mal el duelo. Es cierto que el dibujo resultaba un tanto raro, una especie de 1-3-2-3-2 en el que Edu Ramos falseaba en la posición de lateral zurdo para que Javi Galán tuviera más cercanía con la portería rival. Pero el experimento duró un cuarto de hora, hasta que un nuevo contratiempo, en forma de lesión de Edu Ramos, golpeó al Córdoba. Entró Loureiro y Romero hizo lo que pudo.

También apareció el mal endémico de esta temporada tres minutos después de la lesión: Caro que no mantiene la línea, Joao Afonso que no cierra y Pombo que se marcha hacia portería, en donde Kieszek, impaciente, no quiso esperar bajo palos.

Acusó el golpe el Córdoba, que perdió algo el sitio, mientras que el Zaragoza, con 1-0, no estaba por la labor de hacer mucho. Tuvo, incluso, un penalti a favor por una mano del portugués bastante absurda, pero Kieszek arregló el entuerto y aun tuvo que aparecer una vez más al borde del descanso tras un gran disparo de Pombo. El Córdoba, por su parte, se perdía por la excesiva individualidad de Galán, Jovanovic y Sergi Guardiola.

El segundo acto fue mejor para los blanquiverdes, sobre todo por un Javi Galán que dio la noche a Benito. El Córdoba acumulaba llegadas por el territorio de Cristian Álvarez, pero no terminaba de sumar ocasiones claras. Zapater dio el susto en el 59’, pero su disparo se marchó fuera por muy poco. El Córdoba insistía y lograba tener más el balón en el campo rival, lo que aumentaba la tensión de la grada y del propio equipo maño. Quizás a causa de esto último, Verdasca cometió penalti sobre Jovanovic cuando apenas quedaban 10 minutos para el final. Era la ocasión, pero Alfaro, salido pocos minutos antes, asumió la responsabilidad. Y falló.

Los últimos minutos continuaron siendo un quiero y no puedo por parte del Córdoba, un equipo al que solo le queda un hálito de vida y que por muy poco pudo haberle valido para arrancar un punto. Pero se volvió a dejar patente que este Córdoba, simplemente, no da para más.

Ficha técnica:

R. Zaragoza: Cristian Álvarez; Álvaro Benito, Grippo, Verdasca, Lasure; Javi Ros (Jesús Alfaro, min.74), Eguaras, Zapater, Febas (Vinicius, min.84); Pombo (Jesús Valentín, min.91) y Borja Iglesias.

0 - Córdoba C.F.: Kieszek; Fernández, Caro, Joao Afonso, Edu Ramos (Loureiro, min.15) (Alejandro Alfaro, min.77); Aguado, Alex Vallejo (Markovic, min.68), Javi Lara, Javi Galán; Jovanovic y Sergi Guardiola.

Gol: 1-0. min.19. Pombo.

Árbitro: Gorka Sagués Oscoz (Comité Vasco). Amonestó al local Verdasca y a los visitantes Joao Afonso y Fernández.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 24 de Liga disputado en el estadio La Romareda ante unos 12.429 espectadores, casi un centenar, cordobesistas.