Un club que no es capaz ni de organizar de forma seria la rifa de una camiseta o de un coche, ¿cómo va a ser de fiar a la hora de hacer una plantilla mínimamente competitiva? La reflexión la leí durante esta semana en la que lo extradeportivo volvió a ser protagonista -¿cuándo no?- a pesar de la triste situación de este Córdoba. El conjunto blanquiverde está de cuerpo presente desde hace semanas y, en realidad, aunque algunos no lo sepan, sus aficionados no hacen sino asistir al sepelio cada semana. No lo saben, entre otras cosas, porque no hay nadie que salga a la palestra y les diga lo que hay, en qué se ha fallado, cuál es el propósito de enmienda y el plan previsto para intentar revivir al fenecido. Nunca se tuvo conciencia social de lo que representa el Córdoba CF, de ahí que se corriera tras las alcachofas y con los dedos en uve en los buenos momentos. Luego, en los malos, siempre había cabezas que lanzar a la plebe para intentar acallarla. Hasta hace dos meses esa era la actitud, de ahí que en la enésima falta de respeto al fútbol se «organizara» una plantilla con el «conocimiento» propio, adquirido a lo largo de este lustro largo. El mismo «conocimiento» adquirido en la gestión. El mismo «conocimiento» tomado para ser aplicado en las instalaciones e infraestructuras de las que disfruta el club. El mismo «conocimiento» asimilado para apoyarse en la masa social en los momentos duros y disfrutar con ella los buenos. Ahora, el fútbol devuelve, patada a patada, cada una de las irreverencias, ofensas e incluso ultrajes que se le han hecho. Pero el que lo sufrirá, el que lo sufre será el Córdoba. Falta valor, mucho, para dar ese paso al frente públicamente, sobre todo después de lo perpetrado en la ciudad deportiva José Ramón Cisneros contra los chavales del Sevilla. Se continuará cortando cabezas, moviendo fichas, representando escenas y haciendo oidos sordos a quienes tienen señalados claramente a los culpables, que persistirán, por lo que parece, en no dejar en manos de profesionales con sueldos acordes a sus trayectorias, la planificación del motivo social de la sociedad anónima deportiva.

Cuando se es jugador de ventaja y no quedan cartas que sacar de la manga, ya se sabe: «¿Yo? A mí no me gustan las cartas».

Por lo tanto se hace complicado exigir responsabilidad hacia las líneas que existen por debajo cuando las de arriba se quitan de en medio en el fracaso. Pero hay que seguir hablando del funeral.

El Córdoba es un equipo incapaz de ganar al penúltimo de la tabla con un jugador menos. De hecho, a punto estuvo de perder después de que el Sevilla Atlético jugara prácticamente toda la segunda parte con diez jugadores por expulsión de Matos. El resultado, en ese momento, era de triunfo momentáneo blanquiverde. Una victoria ante la que había que frotarse los ojos, ya que en el primer acto sólo se vio a un jugador de los de rosa. E iba de verde: Pawel Kieszek apareció en dos ocasiones -sobre todo una- para evitar el gol sevillista antes del descanso y ante el naufragio del Córdoba en todas sus líneas. En defensa, el que no era lento, perdía el sitio. En el centro del campo no apareció absolutamente nadie, por lo que aspirar a meterle un sustito, al menos, al rival, era un sueño inalcanzable. Tampoco el segundo equipo sevillista era la monda, pero al menos aportaba empuje, ganas de ganar, intentos de ser vertical... Cómo estará este Córdoba que Juan Merino, decidió cambiar el dibujo antes del minuto 40, con lo que dejaba a las claras que el trabajo de la semana había servido de muy poco. Además, a cinco del descanso, sin esperar a éste para intentar disimular, al menos. Entró Jaime Romero por Joao Afonso, pero lo más destacable llegó nada más salir de vestuarios, cuando Jona cruzó un balón tocado con la cabeza por Javi Galán tras centro de Fernández y puso un insospechado 0-1 en el electrónico del Viejo Nervión.

Para colmo, a los de Merino se les ponía aún más de cara el encuentro cuando Pérez Pallás mostraba la segunda amarilla a Matos por una entrada a Fernández. Y justo a partir de ese momento, los que acudieron al sepelio pensando que era un partido de fútbol se dieron cuenta de que tenían que darse el pésame unos a otros. Porque el Sevilla Atlético, en inferioridad, fue netamente superior al Córdoba, que tuvo la opción de cerrar el encuentro con un disparo de Jona (min. 63) que se le fue alto, para ir luego a ver cómo le pasaba el rival por un lado, por el otro y hasta por encima.

Marc Gual y Aburjania avisaron de que los chavales no se rendían, ni mucho menos. Siguió Olavide, con un cabezazo (min. 66) que fue la antesala del gol local, tras un saque de esquina, obra de Fede San Emeterio. Hay algo peor para un equipo que encaje en superioridad numérica: hacerlo a balón parado.

No se acabó ahí la autoexigencia, ganas de ganar y empuje del rival sevillista. Boutobba combinó con Pozo y Pinillos evitó, en último extremo, el remate de David Carmona a gol. Pozo no aprovechaba el regalo de Edu Ramos en el centro del campo y, ya en el área, era detenido por Vallejo. De nuevo tuvo que aparecer Kieszek en un disparo de Boutobba que el polaco se sacó de encima como pudo... Y alguna llegada más que puso el corazón en un puño de los seguidores cordobesistas desplazados al Viejo Nervión.

El esperpento de los minutos de descuento y la falta sobre el borde del área a favor del Córdoba sólo retrata de lo que es este equipo, por si alguno aún tenía dudas. Un Córdoba que, con lo que tiene, es incapaz no ya de salvar la categoría, sino tan siquiera de reaccionar mínimamente o ganar contra 10 al peor local de Segunda. Un Córdoba que necesita de factores externos que deberían ser transmitidos ya. Si se le quiere ayudar, claro.

Ficha técnica:

1 - Sevilla Atlético: Juan Soriano; Carmona, Álex Muñoz, Berrocal (Boutobba, m.66), Matos; Fede San Emeterio, Carballo (Aburjania, m.57); Olavide (Yan Eteki, m.75), Pozo, Curro; y Marc Gual.

1 - Córdoba: Kieszek; Fernández, Joao Afonso (Romero, m.39), Vallejo, Josema, Galán; Edu Ramos, Aguza, Caballero; Markovic (Pinillos, m.46) y Jona (Jovanovic, m.75).

Goles: 0-1, M.46: Jona. 1-1, M.74: Fede San Emeterio.

Árbitro: David Pérez Pallas (Comité Gallego). Expulsó por dos amarillas al sevillista Matos (min.12 y min.50). Amonestó a los locales Caro (min.38), que estaba en el banquillo, Pozo (min.53) y Aburjania (min.91); y a los visitantes Josema (min.37), Caballero (min.42), Jona (min.65) y Edu Ramos (min.72).

Incidencias: Partido de la decimoquinta jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el Viejo Nervión, campo principal de la ciudad deportiva José Ramón Cisneros Palacios, ante 2.103 espectadores, según informó el club sevillista.