Córdoba vuelve a ser una vez más el epicentro del ciclismo mundial. Todos los focos están centrados en la salida de la sexta etapa, y no sólo por la grandeza en sí de la Vuelta, que a día de hoy rivaliza con el Giro de Italia por ser la segunda de las tres Grandes del panorama internacional, sino porque, además, se trata de una de las ediciones con mejor cartel de toda la historia de la ronda.

Un inmejorable elenco de ciclistas encabezado por el vigente ganador del Tour de Francia, el británico del Sky, Chris Froome, y en el que figuran también grandes corredores como el colombiano Nairo Quintana, su compañero en el equipo Movistar, Alejandro Valverde, y el líder del Katusha, Joaquim Purito Rodríguez. Por desgracia para el aficionado y para la calidad de una edición prácticamente perfecta en lo que a asistencia se refiere, los cordobeses no podrán disfrutar del italiano del equipo Astana Vincenzo Nibali, eliminado en la segunda etapa por recortar tiempo al pelotón agarrado al coche de su equipo, tras una aparatosa caída que le dejó rezagado en el cronómetro general, y tampoco del que, a día de hoy, es el buque insignia del ciclismo español, Alberto Contador, cuya ausencia ha dejado al Tinkoff Saxo sin su principal valedor para esta Vuelta 2015.

Sin embargo, en esta ocasión, Córdoba no será protagonista de un trepidante esprint final ni de esas carreras de los más aficionados para cruzar la meta en busca de sus ídolos. Hoy, la capital dará la salida a esta superlativa nómina de deportistas que, llegados desde Alcalá de Guadaíra, ya hicieron noche en los hoteles de la ciudad.

En torno al mediodía, el pelotón saldrá desde República Argentina (ver gráfico anexo) camino a la antigua Nacional 4 con dirección a la Sierra de Cazorla, donde tendrá meta una etapa inédita con final en alto, un trayecto que el propio director de la Vuelta, Javier Guillén, calificó de "rompepiernas".