Granada CF: Roberto; Nyom, Siqueira (Tariq, m.76), Íñigo López, Lucena; Óscar Pérez (Carlos Calvo, m.57), Mikel Rico, Abel Gómez, Orellana; Dani Benítez y Geijo.

Córdoba: Raúl Navas; De Coz, Camille, Richy, Tena; Jorge Luque, Usero, Javi Flores (Beobide, m.53), Callejón (Dañobeitia, m.65); Arteaga y Riera (Pepe Díaz, m.51).

Goles: 0-1, M.23: Riera. 1-1, M.89: Orellana.

Árbitro: Miranda Torres (Comité catalán). Amonestó a los locales Geijo, Lucena, Benítez, así como a los visitantes De Coz, Javi Flores, Richy, Camille, Tena y Pepe Díaz.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimocuarta jornada de Liga en Segunda División disputado en Los Cármenes ante 15.000 espectadores, 800 de ellos seguidores del Córdoba. Antes del inicio del partido se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de un joven ex futbolista de la cantera del Granada CF.

El principio de que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario no es un producto de las leyes estadounidenses: es un principio clave de cualquier democracia. Pues al Córdoba ya se le están acabando las coartadas para esgrimir una defensa fiable. Antes de que el juez instructor de la Liga Adelante --la clasificación-- dictamine su decisión final, las pruebas del delito no dejan mucho margen para dictaminar una sentencia favorable a los blanquiverdes. Cierto es que las circunstancias y los testigos no acompañan. Hay lesionados (De Cerio, Sesma, Fuentes y Gaspar), hay sancionados (Charles, en esta ocasión y Jorge Luque y Usero ante el Villarreal B hace dos jornadas), hay rivales con presupuestos inalcanzables (Rayo Vallecano, Betis, Celta o el mismo Granada), pero todos compiten en la misma categoría. Tampoco valen los experimentos (ayer se cambió el dibujo táctico habitual de 4-4-2 a 4-5-1 y se varió durante el partido para acabar 4-1-4-1). Y el equipo de Lucas Alcaraz, en la actualidad, tiene a 15 equipos por delante y está ya a tan solo cuatro puntos del colista (los de abajo reaccionan). A todo esto se le une uno de los principios básicos legislativos: la costumbre. Y el Córdoba se está acostumbrando a ceder puntos en los últimos minutos. En Granada, cedió dos de ellos en el último suspiro. Con el de ayer ya van cuatro choques desperdiciados cuando iba por delante en el marcador de las catorce jornadas disputadas. Eso sí que es una condena. Y si no cambia la dinámica, le puede llevar a prisión. Y no hay fianza para rescatarlo en diciembre.

Los tres puntos se volvieron a mascar. Y el partido, durante algunos minutos, resultó ilusionante. Y es que los prolegómenos invitaban a una fiesta del fútbol. Los Cármenes; lleno, los entrenadores; osados. Y es que si el Granada solo tiene en mente la portería rival con Gueijo como máximo exponente del fútbol vertical, Lucas Alcaraz varió el dibujo táctico para intentar dar un giro a su incapacidad creadora de juego mostrada en las últimas jornadas. La invitación tuvo a uno de los dos puntas que suele sacar el entrenador como damnificado. Regresar a la tierra que te vio nacer es especial y Lucas quería llenar las alforjas con brotes de valentía que tienen en ocasiones los técnicos. La apuesta por el trivote, con Javi Flores y Jorge Luque como creadores y Usero de hombre brújula o falso segundo punta, por detrás de Oriol y con la idea de sorprender desde la segunda línea con sus llegadas -lo que le hizo importante en el Elche-- quería cambiar la dinámica errática de las últimas jornadas del Córdoba.

UN INICIO ESPERANZADOR Si de cara al exterior sorprendió este giro de tuerca, en el interior, en el campo, al Granada el guión que quiso escribir el Córdoba le pilló de improviso. Primero, porque su apuesta fue dar el balón a los blanquiverde, sabedores de que así no se sienten cómodos, pero eso era con jugadores más defensivos sobre el césped. Así, los protagonistas no fueron los temidos puntas granadinos, sino Jorge Luque y Javi Flores, que se encargaron de tomar la batuta en la dirección del juego. Pusieron el ritmo adecuado y la sinfonía sonaba bien. Sorprendentemente, el balón rondaba más el área rojiblanca que la de Raúl Navas, mero espectador en la primera parte y héroe en la segunda. Javi Flores vio una amarilla con trascendencia. Primero porque hizo que Lucas Alcaraz le cambiara al inicio de la segunda parte para evitar su expulsión y, segundo, porque acarrea suspensión

El Córdoba empleó un 4-5-1 inédito hasta ahora con Usero como hombre de enganche. En la segunda mitad el entrenador volvió a variar el dibujo y empleó un 4-1-4-1 que no evitó el empate del rival al final

En sustos, a los veinte minutos, la balanza se inclinaba más hacia el lado cordobesista gracias a un disparo de Arteaga, otro de Oriol, un remate de Tena de cabeza y una internada de Callejón. El Granada estaba out . En ese preciso momento, cuando el equipo de Fabri comenzaba a adaptarse al patrón impuesto por el Córdoba, apareció Callejón para servir un centro medido a Oriol, pero si no era él hubiese sido Usero o Arteaga, que también llegaban desde atrás para empalar el balón. Cero a uno y a replegarse.

El Granada despertaba poco a poco de su letargo gracias a un Orellana (internacional y mundialista) omnipresente, que tras el tanto se puso los galones para volcar el fútbol de su equipo sobre la meta blanquiverde. Y el Córdoba comenzó a sufrir. La verticalidad nazarí se veía reflejada en ocasiones de gol, pero ni Orellana, ni Benítez tenían el punto de mira afinado. La insistencia era abrumadora y el Córdoba volvía al guión habitual. Había que congelar el partido. Primero lo hizo el árbitro no dando por válido un gol por fuera de juego de Iñigo López tras un saque de falta lateral de Abel. Después lo hizo el cuadro de Lucas Alcaraz volviendo a tener el balón -y lanzándose al suelo, algo que Fabri dijo al término del partido que eran "artimañas para ganar"--. Y, por último, el árbitro, señalando el final de la primera parte, algo que necesitaba el Córdoba.

LOS HECHOS FUNDADOS Las intenciones se demuestran con los hechos. Y también con los cambios. En Los Cármenes, Alcaraz se vio obligado a cambiar el once con rapidez por la lesión de Oriol y por la tarjeta de Javi Flores (acarrea sanción y no jugará el sábado ante el Recreativo en El Arcángel). De la osadía inicial pasó a la estrategia y la especulación. Esta vez no pudo esperar al minuto 60 para hacer las sustituciones -su media para el primer cambio-. Movió el banquillo en los minutos 50 y 52. La corpulencia de Oriol dio entrada a la rapidez a la contra de Pepe Díaz y la técnica de Flores se marchó en detrimento de la solidez defensiva de Beobide. Toda una declaración de intenciones. Las líneas se replegaron y el tiempo corría (mejor dicho, pasaba muy lentamente). Máxime cuando a falta de 25 minutos para el final el Córdoba tenía a todos sus defensas con cartulina amarilla. Por eso extrañó el cambio de Dañobeitia por Callejón. Alcaraz empleó todos los cambios y le dejaba sin reacción ante una posible expulsión, que la rozó Camille.

El Granada era una tormenta que se transformaba en ciclón. Para pararlo surgió Raúl Navas. Paró un mano a mano a Gueijo con el pie cuando el máximo artillero de la categoría le encaraba, y otro a Orellana. Posteriormente realizó una acción felina con la mano en un balón suelto dentro del área tras una falta botada por Abel. También estuvo seguro en los innumerables balones por alto que enviaron los nazaríes. El Córdoba esperaba agazapado esperando una contra para sentenciar. Pudo llegar por medio de Dañobeitia, pero ejecutó mal una idea magnífica hacia Pepe Díaz. El mismo Díaz lanzó desviado un pase en profundidad y cuando el choque expiraba no acertó Arteaga. La mala gestión de las salidas fue una losa pesada. Un equipo que basa su juego en este arte debe ejecutarlas mejor. También tiró a la basura otra de sus bazas, como es la estrategia. Un cabezazo de Usero tras un saque de esquina salió alto.

GOL PREVISIBLE Con esto, un gol, por alguna parte, se preveía. Como el Granada seguía a lo suyo y el Córdoba no mataba a la contra, el beneficiado de esto fue el que tenía el viento a favor. Orellana puso la equis en el 89 dejando congelado al Córdoba.