Un par de kilómetros antes de alcanzar el Centro Oriental de Deportes se ve desde la carretera la gran pirámide invertida que sirvió de pabellón chino y otros edificios de alambicada arquitectura futurista, algunos embalados y listos para el traslado. Es el corolario del protagonismo global de China después de décadas de aislamiento autoimpuesto: Shanghái inauguró ayer los 14º Mundiales de natación de verano cuando no ha terminado de empaquetar aún la Exposición Universal.

Los Mundiales también revelan su ímpetu. China levantó el rutilante complejo deportivo de 200 millones de euros en el mismo tiempo que en otras latitudes se construyen un par de cabañas. Está en Pudong, al norte del Huangpu, la cicatriz fluvial que divide la zona de Shanghái.

Mientras, el español Javier Illana se metió ayer en la final de trampolín de un metro tras acabar tercero en la ronda preliminar. En cambio Leyre Eizaguirre y Jénnifer Benítez fueron eliminadas en el trampolín de tres metros sincronizado.

Además, la natación sincronizada con Andrea Fuentes en el ejercicio individual técnico abrirá hoy las posibilidades de medalla para el equipo español. Fuentes también estará en el dúo preliminar con Ona Carbonell.