De todos los fracasos que dejó la noche americana, tal vez el más ruidoso sea el de Chile. Campeona de las dos últimas ediciones de la Copa América, la selección de Juan Antonio Pizzi cayó con estrépito ante Brasil (3-0, un gol del azulgrana Paulinho y dos de Gabriel Jesus) en un partido que le era decisivo, y luego hubo muchos cristales rotos. "Tenemos una sensación de mierda, una sensación de haber llegado a esta situación porque nosotros la complicamos solos", resumió de un modo muy gráfico el portero y capitán, Claudio Bravo.

Bravo se lamenta tras encajar uno de los goles de Gabriel Jesus en el choque decisivo ante Brasil. / REUTERS

Por si no fuera lo bastante contundente, su mujer, Carla Pardo, echó más madera a la pira. "Yo sé que la mayoría se pelaron el culo, mientras otros se iban de fiestas e incluso no entrenaban de la borrachera que llevaban. A quien le quepa el sombrero que se lo ponga y que se deje de andar llorando", escribió en su cuenta de Instagram. La mayoría de los chilenos interpretan que los tiros van por Arturo Vidal, una de las estrellas del equipo, ausente en el partido clave por sanción y famoso por sus habituales desórdenes disciplinarios.

Chile es el equipo con el ránking de la FIFA más alto (noveno) que no se clasifica para el Mundial y el fiasco ya tiene consecuencias. El propio Vidal (30 años) ha anunciado su despedida de la Roja sudamericana, y el exazulgrana Bravo (34) se lo piensa. Otro ex del Barça, el seleccionador Pizzi, no tardó mucho en comunicar que deja el puesto. "Mi contrato finaliza y yo me descarto", declaró en la conferencia de prensa posterior al encuentro, en el estadio Allianz Parque de Sao Paulo. "Soy el máximo responsable de esta situación. Yo elegí a los jugadores y el sistema para jugar. Asumo la responsabilidad", zanjó.

La reclamación al TAS

Además de las asperezas que han puesto colofón a la eliminación de Chile, otro elemento dañino ha venido a hurgar en su herida. Una reclamación hecha, y ganada, por los chilenos al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ha resultado, paradójicamente, fatal. La federación de este país presentó una demanda contra Bolivia por alineación indebida de un jugador en un partido que acabó en empate.

Los jueces dieron la razón a Chile, que se adjudicó un triunfo de despacho que en vez de un punto le reportó tres. Perú, alertada, también reclamó porque el mismo jugador fue alineado indebidamente en su duelo contra Bolivia, que perdieron. El TAS les dio por ganadores, con lo que su ganancia de tres puntos en los despachos (por dos de los chilenos) ha resultado decisiva: al final de la clasificación, Perú y Chile han empatado a 26 puntos.

La fiesta de Panamá

Otra caída inesperada es la de Estados Unidos. Desde 1990, nunca ha faltado a una fase final. Parecía que esta vez también lo conseguiría, pero se dio la combinación fatífica. Perdió su partido en Trinidad y Tobago, que no se jugaba nada (2-1), y Panamá ganó el suyo a Costa Rica (2-1). Para los panameños, Rusia-2018 será la primera presencia en un Mundial. El júbilo se desató en el país del canal en cuanto Román Torres marcó el gol de la victoria, en el minuto 88, y el presidente, Juan Carlos Varela, decretó un día de fiesta nacional.

Hernán Darío Gómez, el seleccionador de Panamá, corre a abrazarse con Román Torres, el héroe de la clasificación. / AP

La Concacaf aún podría tener un tercer representante en el Mundial (además de México, Costa Rica y Panamá) si Honduras gana la repesca ante Australia, que el martes acabó con el increíble sueño de Siria.