Domingo 12 de enero de 2018, día que no olvidarán ninguno de los 19.580 espectadores que abarrotaron el TD Garden en la derrota de Boston frente a Cleveland (99-121). Pero ayer nada importaba, nada iba a empañar la fiesta que Boston le había preparado a un jugador que marcó una época en el Garden. El principal culpable de que se rompiera la sequía de 22 años sin un título de la franquicia más laureada de la NBA, el responsable de devolver a los Boston Celtic a lo más alto del baloncesto mundial, campeón de la NBA y MVP de las finales en el año 2008 es Paul Pierce, The Truth.

El jugador con «más talento ofensivo de la historia de Boston Celtic», en palabras de un histórico de la franquicia como Robert Paris, acudió ayer a la que fue su cancha durante 15 temporadas para asistir a uno de los momentos más emocionantes de su vida: la retirada de su camiseta verde de Celtic con el dorsal 34 a su espalda. A la ocasión no faltaron ni Rajon Rondo ni Garnet, dos de los compañeros más importantes en la conquista del anillo en el 2018, frente a los Lakers de Pau Gasol y Kobe Bryant, ni tampoco el entrenador y comandante de ese histórico equipo, Doc Rivers. Tan solo faltó Ray Allen, pieza clave en el anillo, pero excompañero con el que no mantiene muy buena relación tras el fichaje del escolta por Miami. También asistieron su mujer y sus tres hijos.

El acto finalizó con un Paul Pierce que no pudo contener las lágrimas al contemplar el ascenso de su 34 al techo del TD Garden. Con un nudo en la garganta y con la voz entrecortada, The Truth se dirigió a la que fue su afición y les agradeció su apoyo. «Cuando los jugadores que pasan por aquí se marchan, todos dicen que no hay una afición tan como la de Boston, y es que en las temporadas perdedoras este pabellón seguía siendo el más ruidoso de la NBA», señaló. Su 34 ya precide la que fue, es y será su casa.