En sus primeras palabras como entrenador del CAI Zaragoza, Andreu Casadevall ha sentado las bases de lo que será su nuevo proyecto como timonel de la nave rojilla. El diálogo, el trabajo incansable y el análisis son las tres líneas maestras de un técnico que llega con mucha ilusión y ganas de subir el nivel de confianza del equipo.

Después de 11 temporadas, el miércoles el de Santa Coloma volverá a ponerse al frente de un conjunto de ACB: “Yo entreno con igual pasión en LEB como en ACB. Este año empecé a entrenar al Cadete del Llíria y ahora acabo en el CAI. Estoy con mucha ilusión y deseando llevar al equipo a buen puerto”, espera consciente de la presión que ejercen los resultados. “Todos los entrenadores tenemos presión. El CAI tiene una afición increíble y ahí hay que mirar la parte positiva. Si los resultados no van bien la presión existe por nuestra parte y por los aficionados en cualquier lugar. Pero somos positivos y conscientes de que habrá momentos malos, espero que los buenos sean más”, arranca.

Para eso, el técnico catalán tiene claro por dónde empezar: “Quiero cambiar la mentalidad de la gente. Cuando llevas la mochila de partidos perdidos el estado anímico baja. Hay buen equipo y buenos mimbres pero hemos de girar esta situación. A la que se consigan un par de victorias la alegría y la confianza cambian. Hay que trabajar muy duro pero a mí me gusta sacar el máximo rendimiento a mis jugadores”, confirma.

Un grupo que confirma que quiere ver trabajar cuanto antes: “Me gusta la plantilla, obviamente. Impacta un poco que con los jugadores que hay el porcentaje de tres sea tan bajo, pero creo que eso se irá corrigiendo y mejorando”, confía. “Tengo que hablar con los jugadores y con Pep para saber los roles de cada uno. A mí me gusta que cada jugador sepa lo que quiero”, manifiesta acerca de la posibilidad de cambiar algunos aspectos.

Sobre su filosofía, Casadevall se muestra claro y conciso: “Trabajo, trabajo y más trabajo. Pero sobre todo comunicación los jugadores. Es importantísimo para ellos para que tengan las cosas claras y hacerles sentir importantes. Además me gusta mucho el vídeo, analizar a los rivales y trabajar mucho con mi cuerpo técnico para que ellos también valoren; intercambiar opiniones”, expone sobre su método de trabajo, para el que espera un segundo entrenador ayudante.

Con esos principios, el nuevo inquilino del banquillo rojillo descubre su idea de juego: “La defensa es la base para construir el ataque. Si somos fuertes y reboteamos se puede correr. Ahí es donde el jugador empieza a coger confianza y comodidad. Hay que buscar eso. Todos los jugadores tendrán que dar un plus en ese sentido porque es la base para ganar partidos”, concluye dejando claro su ideario.