Buenos Aires será principio y final del rali Dakar 2015, que se comenzará desde la Casa Rosada el 4 de enero próximo, recorrerá el desierto chileno de Atacama, el salar boliviano de Uyuni y regresará, 9.000 kilómetros más tarde a la capital argentina, donde acabará el 17 de enero. Será la sexta edición que el rali por etapas más duro y famoso del mundo salga y acabe en el mismo punto, según los organizadores, que han desvelado en París el recorrido de las 14 etapas, además del emplazamiento de la jornada de reposo en Iquique. La carrera ya comenzó y acabó en Buenos Aires en las tres primeras ediciones que se celebraron en América Latina (2009, 2010 y 2011).

En búsqueda siempre del espíritu de aventura que comenzó en África, los organizadores han buscado endurecer esta edición con más kilómetros llamados 'maratón', en los que los participantes no tienen derecho a asistencia técnica y mecánica externa. Por vez primera desde el 2005, el 11 de enero las tres categorías, motos, coches y camiones, disputarán una etapa maratón de forma consecutiva, aunque en escenarios diferentes. Normalmente, cuando una categoría disputa una maratón, las otras tienen derecho a asistencia. "Es un nuevo reto", ha dicho el director de la prueba, Etienne Lavigne, que ha destacado también el desafío organizativo que supone.

Porque a lo largo de esos días, motoristas, automovilistas y pilotos de camiones tomarán senderos diferentes, otro reto para los responsables del rali y otra aventura para los participantes, que no podrán fijarse en las roderas que dejan en el terreno los competidores de las otras categorías.

SIN TIEMPO DE ADAPTACIÓN

La carrera comenzará fuerte y, desde la primera etapa, los competidores tendrán que afrontar un duro recorrido entre Buenos Aires y Villa Carlos Paz, una rápida especial que destacará por el pilotaje. "La novedad de esta edición es que apenas habrá tiempo de adaptación", ha indicado Lavigne.

Al día siguiente afrontarán la prueba más larga con llegada en San Juan, antes de bajar la intensidad camino de Chilecito por sus pistas de tierra roja. El rali jalonará los Andes antes de pasar a Chile por el paso de San Francisco, a 4.800 metros de altura, y llegar al temible desierto de Atacama, cita con la arena, las dunas, la navegación extrema.

Tras dos etapas de adaptación al terreno, el rali endurecerá su terreno y vivirá otra particularidad, puesto que los motoristas descansarán mientras los automovilistas afrontarán una nueva etapa entre la chilena Iquique y la boliviana Uyuni, y los camiones permanecerán en Chile en una jornada en la que los competidores sobre cuatro ruedas estarán privados de asistencia.

PROBLEMAS DE SEGURIDAD

Al día siguiente, mientras las motos completarán el recorrido que la víspera hicieron los demás entre Iquique y Uyuni, los coches harán el camino inverso para regresar a Chile, donde seguirán los camiones. Bolivia, que el año pasado albergó solo a las motos, suma este año los coches, aunque no los camiones. "Hemos ganado en experiencia, pero era muy difícil acoger en Uyuni, a más de 3.600 metros de altura, a motos y coches al tiempo. Hay problemas de seguridad que hay que tener en cuenta", ha explicado Lavigne.

La salida de Atacama se hará rumbo a Calama, donde de nuevo las dunas y la arena será la clave. Al día siguiente, los motoristas vivirán su segunda etapa sin asistencia en apenas tres días, una dificultad extrema porque además se disputará sobre Salinas Grandes, a más de 3.600 metros de altitud, con las altísimas temperaturas que se esperan. Un desafío mecánico y físico para los pilotos de dos ruedas, uno de los más duros que recuerda Lavigne desde que en el 2009 el rali apostó por Sudamérica. El pilotaje y la velocidad volverán a mandar en el Dakar en las dos últimas jornadas.