La ofrenda floral del Córdoba en la iglesia del Juramento de San Rafael deparó imágenes muy interesantes. Hubo tiempo para las bromas y chascarrillos entre los jugadores, en los que se pudo apreciar que el núcleo duro de la pasada temporada, los Javi Lara, Aguza, Caballero y compañía, mantiene una influencia importante sobre el resto.

Cuando a Caballero le tocó el turno de representar a sus compañeros como el capitán más veterano, no pudo ocultar su escepticismo ante el hecho religioso en sí, lo que provocó la carcajada de los periodistas de todos los medios allí destacados. Lo que tiene su punto de gracia porque fue, junto al resto de los capitanes (Javi Lara, Fernández y Alfaro), el encargado de portar las flores. Que por cierto, mientras Caballero hablaba a Javi Galán se le ocurrió que era buena idea jugar a hacer malabares con su smartphone. Por la altura desde la que cayó y la cara de pocos amigos que se le quedó al extremeño, el móvil debe estar hoy en el estante de alguna tienda de reparación.

Ya dentro del templo, el hermano mayor, Antonio López Raya, realizó su especial sermón, deseando toda la suerte del mundo, terrenal y espiritual, al club blanquiverde. Quiso explayarse en contar la historia, o más bien el mito, del arcángel San Rafael. Lo hizo porque debió ver la cara de «virgencita dónde me han metido» que tenían algunos como Jona o Stefanovic. Pero la historia de la protección de la peste que San Rafael dio a la ciudad sirvió para que los nuevos adquiriesen las primeras pinceladas de la ciudad que ahora es suya.