Ficha técnica:

0 - Ponferradina: Santamaría; Carpio; Alberto Aguilar, Alan Baró, Ramírez; Juande; Acorán, Jonathan (Rueda, min. 83), Javi Lara (Yuri, min. 65), Marquitos, y Fofo (Juanjo, min. 64).

1 - Córdoba: Saizar; Campabadal, Iago Bouzón, Raúl Bravo, Samuel; Fran Cruz, Abel; Nieto, Pelayo (Gálvez, min. 68), López Silva (Uli Dávila, min. 91), y Xisco (Arturo, min. 84).

Goles: 0-1 (min. 71): Abel.

Árbitro: Ocón Arráiz (Comité Riojano). Mostró tarjetas amarillas a Rueda y Alan Baró por la Ponferradina y a Iago Bouzón y Fran Cruz por el Córdoba.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima segunda jornada de la Liga Adelante disputado ante unos 3.000 espectadores en El Toralín.

Hay que jugar más en El Bierzo, hombre. Y si es con Ocón Arráiz, mejor que mejor. El Córdoba por fin se impuso como visitante, una vuelta después, con un golazo de Abel Gómez, que ejecutó un control hacia dentro ante Alan Baró para cruzar el balón con la izquierda y sumar esos tres puntos que colocan a los hombres de Villa a tan solo un tiro de partido del ascenso directo y del liderato. Y precisamente el segundo, el Deportivo, es el visitante en El Arcángel la próxima semana.

Casi desde el principio se veía que el conjunto blanquiverde había tomado nota de anteriores encuentros. El Córdoba se plantaba bien sobre el césped de El Toralín, deplorable, y lograba que el enemigo ni tan siquiera se acercara a los dominios de Saizar. Ni tan siquiera sufrían los blanquiverdes por acercamientos más o menos preocupantes. El Córdoba lograba tapar las bandas con bastante consistencia y evitaba balones frontales a la espalda de la defensa. Es cierto que los blanquiverdes tampoco inquietaban a Santamaría en esa primera media hora, pero los de Villa se mostraban como un equipo con más empate que el rival. Máxime cuando comenzó a aparecer Nieto. El madrileño fue un puñal durante la primera parte y si en los dos primeros intentos anduvo sin suerte, a partir de esa media hora, los últimos 15 minutos de la segunda mitad, fue un quebradero de cabeza para la defensa berciana en general y para Ramírez en particular. El madrileño se fue varias veces de su par y en las dos últimas, antes del descanso, pudo tener éxito. Primero, con un pase atrás que Xisco remató de manera magistral. Ocón determinó que el balón había salido por la línea de fondo. Segundo, con un pase al corazón del área pequeña a cuyo remate acudió Pelayo, demasiado tarde y, por tanto, mal golpeado. El esférico se marchó por encima del larguero. La primera parte terminó con la sensación de que el Córdoba no había sufrido en defensa y que le quedaba la asignatura pendiente en ataque, en donde podía asestar el golpe definitivo.

Sin embargo, el segundo acto empezó con mejores colores para la Ponferradina. Los bercianos tienen un punto en común con aquel Alcorcón de los últimos años. Son capaces de meter una intensidad, sobre todo a partir de la línea de tres cuartos, que si el rival no anda concentrado es superado con relativa facilidad. Jonathan Ruiz pudo hacerlo ante Saizar, pero el mayor peligro local vino a balón parado. Primero, con un córner que tocó en el pie de Samu, en el segundo palo, que obligó a Saizar a salvar a una mano de manera peligrosa. También con otro centro, poco antes, que se quedó muerto en el área pequeña y Iago Bouzón, en su afán por despejar, topó con Fofo. Ocón no pitó nada, al igual que en un saque de esquina que terminó con el balón en el brazo de Xisco. Ese primer cuarto de hora fue de la Ponferradina claramente y Claudio intentó tocar a rebato con la entrada de Yuri y Juanjo por Javi Lara y Fofo. Poco después, Pablo Villa hizo entrar a Rafa Gálvez por Pelayo y el Córdoba salió beneficiado de todos esos cambios. Porque a partir de ahí, la tranquilidad, otorgada por una obra de arte a cargo de Abel Gómez. Iago Bouzón tocó un balón en largo en su área, más un despeje parecía, al que corrió el sevillano junto a Alan Baró. Abel tocó con la derecha hacia dentro mientras el central berciano se iba en dirección contraria. En ese momento, ya solo, Abel disparó con la izquierda para alojar el balón en las redes, ajustado al palo, imposible para Santamaría.

INUSUAL TRANQUILIDAD Fue el mazazo definitivo para la Ponferradina. Los últimos 20 minutos del encuentro, con el marcador a favor y fuera de casa, fueron inusualmente tranquilos para los blanquiverdes. No necesitaron buscar la portería rival en exceso ya que a la propia apenas podía acercarse el conjunto berciano, más pendiente de su propia fatalidad y de la frustración que producía el muro blanquiverde.

El tono del encuentro, que fue siempre medio/bajo, terminó cayéndose estrepitosamente y los últimos minutos del mismo se convirtieron en un mero trámite que conducía a la segunda victoria del Córdoba como visitante en esta temporada, justo al cumplirse una vuelta completa. Aun con eso, la igualdad existente en la categoría en este curso le concede la oportunidad de sumar en la jornada 23 los mismos puntos que el Deportivo de La Coruña.

Con bajas significativas, como las que sufrieron ayer los blanquivedes, el equipo de Villa aspira a todo después de volver a ganar por segunda temporada consecutiva en El Toralín. Si hace un año aquel 3-5 mostraba claramente las capacidades de aquel equipo, el 0-1 de ayer es otro aviso: este Córdoba también puede aspirar a todo.