La frase es de Thomas Müller y la pronunció inmediatamente después del empate ante el Borussia Mönchengladbach que aplazó al menos una semana la celebración del título de la Bundesliga por parte del Bayern.

"Hay que reconocer que en los últimos partidos hemos perdido el ingrediente secreto de nuestro juego", dijo Müller en declaraciones al canal de pago Sky.

"Tenemos que investigar qué es lo que falta y agregarlo a la receta del martes", agregó.

El hecho de que la celebración del título se haya aplazado es visto incluso por el Bayern como algo que puede ser una ventaja para el martes.

"Por propia experiencia sé que cuando uno llega a esos partidos un poco insatisfecho se entrega más", dijo el presidente del Consejo Directivo del Bayern y exjugador Karlheinz Rummenigge.

"Con 70.000 espectadores en el estadio vamos a ponerlo todo en la balanza y dar una gran batalla y espero que esa batalla nos lleve a la final de Milán", agregó.

El Bayern necesita mucha para encontrar ese ingrediente secreto del que hablaba Müller. La experiencia de las dos temporadas anteriores muestra que en la recta final al Bayern tiende a faltarle frescura, tanto psicológica como física.

Como en la temporada anterior, otra vez falta Arjen Robben para el martes y Franck Ribery es duda por problemas de espalda. Y, en la ida contra el Atlético, el planteamiento de Guardiola, que dejó por fuera a Müller para tener un hombre más en el medio campo, generó escepticismo.

En los últimos compromisos eso se ha visto otra vez y el Bayern, con la excepción de la derrota ante el Atlético y el empate ante el Gladbach, ha venido acumulando victorias a base de oficio.

El propio Müller, antes del duelo de ida contra el Atleti, le quitó hierro a eso y dijo, un poco en broma, que si el Bayern ganaba todos los partidos que quedaban por 1-0 la temporada habría sido perfecta.

Ahora, Müller aborda la situación con más seriedad y admite: "No es un secreto que en los últimos partidos nos falta cierta ligereza".

"Estamos unidos como equipo pero las cosas ya no nos salen tan fácilmente como antes", reconoció.

El martes ya no basta un 1-0 para evitar los penaltis, sino que el Bayern tiene que ganar al menos por dos goles de diferencia ante una defensa que muchos ven como la mejor de Europa.

La situación recuerda un poco la de cuartos de final de la temporada pasada cuando, tras caer 3-1 ante el Oporto en la ida, casi todo el mundo en Alemania daba por sentenciada la eliminación del Bayern.

La respuesta fue un contundente 6-1 en la Allianz Arena y, cuando un reportero de televisión le preguntó por las razones del milagro, Thomas Müller le dijo que no creía que fuera un milagro que el Bayern remontara dos goles en casa.

La situación actual se diferencia, al menos, en dos aspectos. El primero es desfavorable para el Bayern y es que el Atlético en mucho más que el Oporto.

El segundo, en cambio, favorece a los bávaros y es que mientras ante el Oporto el partido de ida fue absolutamente desastroso ahora el menos el Bayern puede sacar confianza del buen segundo tiempo que jugó en el estadio Vicente Calderón.

Una buena noticia para el Bayern es el regreso a las canchas de Jerome Boateng que jugó 68 minutos contra el Gladbach.

Cuando Boateng está en plena forma es imprescindible para el Bayern. Aunque ahora, tras tres meses de baja, apostar por él para el partido contra el Atlético puede ser un riesgo.

Nadie sabrá antes del martes si el Bayern ha encontrado el ingrediente secreto perdido del que habla Müller.

El Bayern tendrá noventa minutos para demostrarlo, siempre y cuando logre mantener su portería imbatida. Si encaja un gol, empezarán las prisas y la desesperación y también los recuerdos de la goleada encajada ante el Real Madrid.