El Barça ha tejido con miles de personas la camiseta más grande del mundo. La suya. El mosaico que ha dibujado en el Bryant Park (calle 41 con la Sexta Avenida) no ha consumado la pretensión de lograr un récord Guinness, aunque la representante de la firma, Sarah Casson, andaba echando cuentas sobre cuántos aficionados, exactamente, habían participado en la iniciativa promocional del club. El récord vigente lo tenía el cuerpo de policía de Bagdad que el 2 de abril del 2015 confeccionó un mosaico con 4.200 personas. El intento azulgrana se quedó en 3.330.

El Barça tenía preparadas 4.950 cartulinas que dibujaban sobre el verde césped del parque la nueva camiseta azulgrana. La única novedad resisió en que el nombre de Unicef ocupaba la parte inferior; de otra manera, como está en la espalda, no se habría visto. El sofocante calor y el retraso acumulado han sido un par de motivos que han impedido superar el registro, según fuentes del club. Había aficionados (más de siete mil resgistrados anunciando su intervención) que acumularon casi cinco horas bajo el sol.

FINAL TUMULTUOSO

Los dirigentes azulgranas se han llevado la satisfacción del fervor que expresaron los aficionados que, por otra parte, han provocado una tumultuosa salida de Josep Maria Bartomeu, asediado por peticiones de autógrafos y fotos, y que se ha tenido que refugiar en un restaurante cercano al que han ido llegando el resto de directivos.Igual o más agobiante le ha resultado a Titi Henry, huérfano prácticamente de ningún dispositivo de seguridad.

Henry y Belletti se han unido a la causa, igual que Hiroshi Mikitani, el presidente de Rakuten, que lucía la camiseta que él está pagando desde esta temporada, y que iba a ser presentada en una ceremonia en el estadio Metlife antes del partido ante la Juventus. También acudió James Costos el asesor estratégico contratado por el club y exembajador de EEUU en España. Hicieron piña con Bartomeu varios directivos y sus familiares para completar una camiseta gigante que acabó encogida.