Dos empates y una derrota han puesto al Atlético de Madrid contra las cuerdas en el grupo C de la Liga de Campeones a falta de tres finales, la primera hoy con el Qarabag, al que recibe en el Wanda Metropolitano con la necesidad de ganar, la única fórmula que todavía le permite depender de sí mismo.

Tres triunfos más. No hay otro objetivo en mente para el conjunto rojiblanco, porque es el único que le clasificaría para los octavos de final sin atender a resultados ajenos, aunque hay otra vía más rápida a la siguiente ronda pasando por el duelo entre el Roma y el Chelsea: si gana el club inglés en el Olímpico, el pase requerirá sólo las victorias en casa contra el Qarabag y el rival italiano.

A todas esas posibilidades, a su capacidad, su experiencia reciente en el torneo, en el que ha alcanzado al menos los cuartos de final, incluidas dos finales, en las últimas cuatro ediciones, y su competitividad de siempre, reencontrada el pasado sábado a pesar del 1-1 contra el Villarreal, se aferra el Atlético en la Champions.

El centrocampista internacional español Koke Resurrección y el belga Yannick Carrasco, ambos por lesión, y el tercer portero, el argentino Axel Werner, son ausencias de la convocatoria del Atlético de Madrid.