Más de dos meses después de que el huracán Harvey hiciera estragos en Houston con unas inundaciones épicas que arruinaron las vidas de miles de personas, la ciudad vivió el miércoles una noche de euforia colectiva que le servirá para olvidar temporalmente sus penalidades con una inyección de orgullo. Su equipo de béisbol, los Astros de Houston, conquistaron las Series Mundiales tras batir a domicilio a Los Ángeles Dodgers en el séptimo y último partido de la final del campeonato por 1 carrera a 5. Fue la primera vez que lo hacían en los 56 años de historia de la franquicia, el colofón a una temporada para enmarcar que les obligó a deshacerse de los Yankees, el equipo más laureado de este deporte, en la última ronda de los play-offs. En el último partido, los Astros ganaron como un huracán.

El béisbol es un deporte muy cerebral, pero estas Series Mundiales han tenido toda la emoción, la plástica y el drama de las mejores finales. Dos de los encuentros se decantaron por una sola carrera, otros tres lo hicieron por solo dos y el quinto partido tuvo que alargarse tras llegarse empatados al final de la novena entrada. Entre medio, se ha batido el récord de jonrón, 25 entre los dos equipos, tres más de la marca que ostentaban los Giants y los Angels desde el 2002. Anoche, el único jonrón, que se consigue al batear la pelota fuera del campo, lo consiguió George Springer, una de las grandes estrellas de los Astros. Springer fue más tarde elegido como el Jugador Más Valioso de las series finales.

“Es un sueño que se ha hecho realidad”, le dijo Springer a los micrófonos de la cadena Fox. “Este escudo que llevamos en el pecho significa mucho para todos nosotros. Estoy orgulloso de nuestros fans, que han tenido que sufrir mucho. Esta noche volvemos a casa”, añadió al dedicarle la victoria a la sufrida hinchada tejana. Desde su posición de jardín central y a sus 28 años, Springer es el primer jugador en anotar jonrón en cuatro partidos consecutivos de las Series Mundiales.

Un paseo

A diferencia de lo que fueron los seis encuentros anteriores, el último de la serie fue lo más parecido a un paseo, sin los vuelcos en el marcador ni la incertidumbre de las citas precedentes. Al final de la primera entrada, los Astros dominaban por 2 carreras a 0, un marcador que pusieron en un 5 a 0 al final de la segunda. Todas sus estrellas estuvieron a la altura, desde el venezolano José Altuve al puertorriqueño Carlos Correa o los Springer, Bregman y Keuchel.

Los Dodgers tuvieron siempre el respaldo de los 56.000 espectadores que abarrotaron el vetusto Dodger Stadium, el tercero más antiguo de la competición, pero ni siquiera sus espasmos de entusiasmo pudieron enchufar a la escuadra local, que estuvo errática y nunca llegó a creerse ganadora. Con seis triunfos en las Series Mundiales, que comenzaron a disputarse en 1903, los Dodgers son el sexto equipo más laureado de la historia del béisbol por detrás de los Yankees de Nueva York, los Cardinals de Saint Louis, los Oakland Athletics, los Boston Red Sox y los San Francisco Giants. Pero no ganan desde 1988. En la última ronda de los play-offs se deshicieron de los Chicago Clubs, los campeones de 2016.

Al final del encuentro, con la copa y el anillo ya entregados a la escuadra visitante, Carlos Correa le pidió matrimonio ante las cámaras a su novia. Los abrazos y los besos tras el ‘sí, quiero’ regalaron otro momento de intenso gozo a los aficionados de Houston, que han visto como la tenacidad tiene premio, una metáfora necesaria en medio de los esfuerzos para reconstruir los barrios más castigados de la ciudad.