La Argentina liderada por Leo Messi, que no acaba de despegar con la albiceleste, ha sido eliminada esta madrugada por Uruguay en los cuartos de final de la Copa América. Tras llegar a la prórroga empatados 1-1, el partido acabó en la tanda de penaltis: no fallaron Messi, Burdisso y Pastori para los argentinos ni Suárez, Scotti, Gargano ni Cáceres para los uruguayos. El partido finalmente acabó 5-4 con la estirada de Fernando Muslera, que atajó el penalti de Tévez. El duelo fue equilibrado, con tramos para cada equipo. En el minuto cinco, el balón parado de Diego Forlán achicó a una Argentina que dio un inesperado paso atrás, justo cuando fue expulsado el centrocampista Diego Pérez. Pero Uruguay nunca se descompuso a pesar de su inferioridad numérica. Con el apoyo y el liderazgo del jugador del Atlético de Madrid, más retrasado ahora y en funciones de creación, Uruguay tuvo incluso sus opciones. Igualó (1-1) Gonzalo Higuaín de cabeza en el minuto 18, tras un servicio extraordinario de Leo Messi. No supo jugar la albiceleste con uno más, pero a lo largo del partido mereció el gol. Faltó una buena asociación con Messi, pese a que fue de largo el mejor de Argentina. Así siguió el partido cuando, a a tres minutos del final reglamentario, Mascherano vio la expulsión por doble amonestación. Así, en la prórroga volvió la igualdad numérica. Con Mascherano fuera del terreno de juego llegó el cansancio. Argentina se vió alentada por su hinchada, llegando más al borde del área pero sin encontrar nunca el ansiado gol. Los penaltis decidieron el gran Clásico del Río de la Plata, que deja a Uruguay en semifinales y a Argentina fuera en los cuartos de su Copa AméricA. Por su parte, Perú venció a Colombia en prórroga por 2-0 tras haber concluido los 90 minutos con empate a cero. La selección peruana, la única que había perdido un partido de las clasificadas a cuartos, basó su triunfo en el orden y la solidaridad defensiva aplicada para frenar la fuerza y velocidad de Colombia. Destacaron el portero Raúl Fernández, infranqueable, Lobatón con su gol y su empuje tras el descanso, y la dupla Vargas-Guerrero, una pesadilla para unos laterales cafeteros con menos presencia en ataque y para unos centrales superados en los dos contragolpes definitivos.