No hay mayor principio en el fútbol que aquel que reza ‘el partido que no puedes ganar, no lo pierdas’. Se puede, en un momento dado, despejar a tu propio área, perder la marca, incluso, el central puede fingir ser un delantero centro.Pero el partido que no puedes ganar, no lo pierdas. Máxime cuando hay una segunda oportunidad de la que depende, y mucho, lo que se haya hecho en la primera. Así, el Córdoba CF, que vio complicado ya no solo ganar, sino marcar un gol en uno de los campos más inexpugnables de la categoría, se trajo de Santo Domingo un buen resultado, a medias (0-0), para dejar la vuelta abierta. El Arcángel dictará sentencia.

Y es que el empate sin goles se puede convertir en una bomba de relojería la semana que viene, cuando el Córdoba está obligado a imponerse al conjunto alfarero, justo después de recibir pasado mañana al Rayo en un encuentro de Liga en el que el Córdoba se juega meterse en la lucha por los puestos de promoción. Mientras, al Alcorcón le bastará con un empate con goles para meterse en cuartos de la Copa del Rey.

Así, con el calendario tan exigente que se le echa encima al Córdoba, y en el reparto de minutos al que se presta la Copa incluso para técnicos poco amantes de las rotaciones, Carrión se dejó a algunas de las piezas titulares fuera del once. Aunque Luso no desentonó -ayer de central- en la defensa de circunstancias con la que salió el equipo, la banda izquierda cubierta por Samu de los Reyes generó demasiadas facilidades para que Ivi centrase por arriba y por abajo, hacia delante o hacia atrás.

Precisamente, el Córdoba casi que saltó a Santo Domingo con el susto en el cuerpo después de que el propio Iván Alejo se marchase con comodidad del lateral izquierdo suplente, ganase metros y se la pusiese a Pablo Pérez, que, con todo a favor, solo acertó a echar el balón muy desviado.

Parecía, por el arranque, que el Córdoba iba a sufrir en un campo que tradicionalmente no se le ha dado nada bien, pero tampoco estaba el Alcorcón para tirar cohetes. De hecho, el choque hasta apuntaba maneras en los 10 primeros minutos, porque para entonces un pase entre líneas de Guille Donoso dejaba a Piovaccari solo ante Dani Jiménez, al que apenas se le vio en todo el partido. Pero al delantero italiano se le marchó ligeramente el control y, como último recurso, se fue al suelo. Por si colaba. Pero no coló. Fue lo más parecido a una ocasión de los blanquiverdes en la primera parte.

SIN OCASIONES

Porque a partir de entonces, el poco runrún, que no peligro, que generó el Córdoba, pudo llegar a balón parado. Pero Carrión no ha sabido, de momento, poner fin a la escasez de remates de los suyos en las jugadas ensayadas. La suerte es que el Alcorcón tampoco entraba demasiado en juego. Tenía más el balón y sabía que el peligro lo podía crear por la derecha con Ivi zafándose de Samu, pero ahí moría el ataque alfarero. Algún córner, algún centro pasado, algún balón atajado por Kieszek sin más... Hubo que esperar a la media hora de juego para que el pretendido David Rodríguez hiciese algo. Pero Caro, providencial, impidió que el DR7 alfarero tocase el balón cuando ya cargaba la pierna.

Lo malo es que el Córdoba, cuando tenía la pelota, no sabía muy bien qué hacer, aunque el patrón estaba claro. Porque después de mucho tocar en horizontal («para atraer al rival», que explicó Carrión en su día), el balón terminaba en los pies de Kieszek que al principio intentaba jugar con mayor o menor criterio pero que, en cuanto los alfareros olieron que ahí podían hacer sangre, el polaco comenzó a quitarse el balón como pudo. Es verdad que Edu Ramos, entre esa descordinación general a la hora de salir con el balón, ponía algo de criterio, pero resultaba casi inviable conectar con los de arriba. Piovaccari se quedaba prácticamente aislado y la pareja Alfaro-Caballero, casi desapercibida.

COMO PEDRO POR SU CASA

Ivi, lo más destacado del conjunto local que entraba por la banda como Pedro por su casa, se jugó la vaselina tras apropiarse de un regalo de Samu de los Reyes. Poco después era Antoñito el que salía al corte para que David Rodríguez no terminase de cargar la pierna.

Pese a todo, el Córdoba se marchó al vestuario con la sensación de haber inquietado algo, un poquito aunque sea, a Dani Jiménez cuando Piovaccari cazó un buen pase de Antoñito dentro del área alfarera, pero se pasó cruzando su disparo. Así pues, al descanso sin sufrir lo indecible, pero sin haber hecho el mérito mínimo para asustar al rival.

IGUAL QUE LA PRIMERA

La segunda parte tuvo un comienzo similar al de la primera, con los locales llevando la voz cantante. Esta vez hubo que esperar cinco minutos para ver un remate claro de Álvaro Rey tras un buen centro de Aguza que se marchó lamiendo el palo de la portería de Kieszek. A partir de ahí, el Córdoba comenzó a ver que o bien tenía una llegada y la aprovechaba, sacándole la máxima rentabilidad a la pegada, como antaño, como en Málaga, o iba a tocar sufrir en los minutos finales.

Piovaccari inquietó algo, pero, tras un pase con mucha visión de Samu de los Reyes, el delantero italiano se escurrió cuando solo tenía que golpear en el mano a mano con el meta local. El Córdoba ya comenzó a no tener ninguna prisa y a parar el partido como podía. Mérito el de los desplazados blanquiverdes, que ahí estaban, con sus bufandas al viento aguantando el frío pese al abusivo pase por taquilla y sin ver demasiado por culpa de la cada vez más densa niebla. El nivel al encuentro se lo daban los locales y el Córdoba, haciendo bueno aquello de cuando no puedas ganar...

Carrión intentó refrescar el equipo dando entrada a Juli por un desafortunado Guille y, después, con Rodri por Piovaccari y que el de Soria se pelee arriba con el que se tenga que pelear. Pero apenas dio resultado el plan porque el goleador blanquiverde casi no entró en juego. También sacó a Caballero por Esteve para intentar, al menos en los últimos minutos, que durase algo más la pelota. Pero nada.

A los 10 minutos del final apareció el que suele aparecer cuando el Córdoba salva un resultado. Una mano prodigiosa abajo de Kieszek impedía que el potente disparo de Óscar Plano dentro del área acabase en gol y, cuando Samu Delgado se disponía a rebañar la jugada para llevarse el gol de la tranquilidad, aparecieron como jabatos Antoñito y Luso para mandar el balón a la grada de Santo Domingo.

Encerraba el Alcorcón al Córdoba, que achicaba balones como podía. Y cuando podía. Porque poco se pudo hacer en una internada de Nelson en el área que, con tiempo para ajustar la mirilla, le pegó casi con la puntera, con más ansia que tino, para mandarla a las nubes. Y, tan solo unos minutos después, Iván Alejo encontraba un túnel bajo las cachas de la zaga blanquiverde en el último susto de los alfareros. Sin mayores consecuencias.

SIN TIRAR A PUERTA

El Córdoba, ese equipo que intenta ser valiente a las órdenes de su nuevo entrenador, se marchó de Santo Domingo sin tirar entre los tres palos y así es imposible encarrilar una eliminatoria de Copa del Rey. El próximo miércoles (19.00 horas) los de Carrión tendrán que rondar más el área rival si se quieren ver en cuartos de final de la Copa del Rey, donde el bombo podría hacer que algún equipo de los grandes visitase El Arcángel o incluso apelar a la flor para que toque un rival asequible y llegar los más lejos posible en un torneo que, por mucho que incomode y que el formato no sea el idóneo, cuando se pasa de las primeras rondas vuelve a molar. Mucho. Y para que siga molando, el Córdoba tendrá que dar un pasito al frente en ante los suyos, en un Arcángel que dictará sentencia.