Ricardo de Burgos Bengoetxea, el árbitro que pitó la ida de la Supercopa en el Camp Nou y expulsó a Cristiano Ronaldo, es hijo de un excolegiado de Primera División, Ernesto de Burgos Núñez, que estaba adscrito al Colegio Vizcaíno pese a que había nacido en Ciudad Real. Dirigió partidos desde 1976 hasta 1982 y colgó el silbato por discrepancias con el poder, encarnado entonces por José Plaza, presidente del colectivo que puso todo su empeño en impedir que el Barça ganara Ligas. Pero no es este el rasgo más llamativo del árbol genealógico del joven árbitro de 31 años y que será internacional a partir de enero. El personaje que más notoriedad alcanzó en la familia, y no precisamente por una buena causa, es su tío Francisco, hermano de su padre. En su momento se le conoció como 'el cabo del anorak', la prenda que se puso sobre sus ropas de calle para secundar el intento de golpe de Estado del 23-F de 1981 comandado por el teniente coronel Antonio Tejero.

EL ANORAK Y EL PURO

Francisco de Burgos Núñez era un cabo de la Guardia Civil que aquel día no estaba de servicio, pero se sumó a las fuerzas del capitán Jesús Muñecas en la localidad madrileña de Valdemoro. Como iba vestido de civil, se puso el famoso anorak militar encima y, con un subfusil en una mano y un puro en la otra, compuso una estampa de lo más llamativa y cobró un protagonismo notable aquella noche en el Congreso de los Diputados. Él fue quién gritó al presidente cuando protestó ante el atropello: "¡Señor Suárez, permanezca en su escaño!", le increpó. También fue el golpista que giró la cámara de Televisión Española para que dejase de grabar lo que estaba ocurriendo en el hemiciclo.

Nunca fue condenado por aquellos hechos, ocurridos cinco años antes de que naciese Ricardo de Burgos Bengoetxea, el árbitro que fue empujado "levemente" por Cristiano Ronaldo tras ver la tarjeta roja, un incidente por el que el futbolista portugués deberá cumplir cinco partidos de sanción. También pitó al Barça por primera vez en el partido ante el Las Palmas en el que se lesionó Messi (2-1 para los azulgranas, ambos tantos de Suárez), y también vio de cerca otro hecho noticioso del año: era el árbitro el día del Cádiz-Real Madrid de Copa de la colosal chapuza con la alineación indebida de Cheryshev.