El Real Madrid posiblemente sea el único club del mundo en el que la leyenda lleva implícito el final de un triste bolero. «Será porque te quiero...». Cristiano Ronaldo no ha sido una excepción en esa melancólica banda sonora para el desenlace que le ha llevado hasta Turín, como Raúl cuando se fue al Schalke casi en clandestinidad, como Casillas cuando anunció que se manchaba al Oporto en la más absoluta soledad... como el mismísimo Alfredo di Stéfano. Santiago Bernabéu solía salir a pescar en Santa Pola en una barca a la que bautizó como La Saeta, el apodo que inmortalizó el 9 blanco de las cinco primeras copas de Europa. Tras perder la final continental ante el Inter en la temporada 63-64, Bernabéu decidió que había acabado el ciclo en Madrid del primer jugador que marcó un antes y un después en la casa blanca. Presidente y Di Stéfano, dos hombres de fuerte carácter, discutieron por las bravas, y el argentino se marchó al Espanyol. Bernabéu nunca más salió a pescar en La Saeta, que entró para siempre en varadero.

De este paralelismo, no obstante, no se puede llegar a la conclusión de que Di Stéfano y Cristiano, dos futbolistas que han subrayado épocas victoriosas en Europa para el Madrid, son un remake del otro. A la huella que ambos dejaron a su paso por Córdoba me remito.

Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’ y Diego Armando Maradona son los dos únicos mitos que hasta la fecha ha dejado para la historia el fútbol mundial que no han pasado por El Arcángel. Johan Cruyff estrenó el estadio de El Arenal al frente del Barcelona el 8 de febrero de 1994, con triunfo por 3 a 1 sobre el Borussia Dortmund. Lionel Messi estaba en el once azulgrana que firmó la sentencia a Segunda de los blanquiverdes el 2 de mayo de 2015 (0-8). El 28 agosto de 1955, Di Stéfano dejó en el San Eulogio una de las postales inmortales de la Córdoba futbolística. El Real Madrid se medía a un Córdoba de Segunda en pretemporada. En una de las primeras jugadas del partido, en el minuto 3, Di Stéfano enganchó con la cabeza un remate imparable cuando caía de espaldas. El encuentro acabó con vitoria del Real Madrid por ¡6 a 12!

Di Stéfano visitó dos veces más Córdoba, una como jugador del Real Madrid y otra ya en las filas del Espanyol. El 2 de febrero de 1964, el año de la despedida de la Saeta como merengue, el Madrid se impuso en El Arcángel por 0 a 1. La siguiente presencia del bonaerense en Córdoba fue ya con los colores del Espanyol. La victoria en esa ocasión fue para los de El Arcángel, que ganaron por 2 a 1 a un rival que había conseguido aunar para la misma causa a dos grandes amigos, Alfredo Di Stéfano y Ladislao Kubala, aunque con el húngaro en el banquillo. El argentino fue el autor del solitario tanto de los de la Ciudad Condal.

Mucho antes de aquella volea imposible en Glasgow, Zinedine Zidane pisó El Arcángel. El 11 de octubre de 1991, Zizou jugó en Córdoba con la selección francesa sub 21 que se midió a la española en la que hacía su debut Rafael Berges. Zizou, a las órdenes de Marc Bourrier, ocupó plaza en el banquillo. Salió tras el descanso en sustitución de Viaud (ex de Albacete) y abandonó el terreno de juego a los 20 minutos al ser expulsado tras agredir al bilbaíno Larrazábal.

Con todo, si hubo un crack que llegó a Córdoba con el aura de estrella y salió estrellado ese fue Cristiano Ronaldo. El portugués fue marcado por sus incondicionales desde que se apeó del AVE; cada vez que se asomaba al balcón de su habitación en el Eurotars Palace veía la torre de la Mezquita en lontananza y bajo sus pies un hormiguero de fans montando guardia para hacerse con algún fetiche de CR7. El 24 de enero del 2015, en El Arcángel, Cristiano estaba cuajando uno de sus peores partidos con la camiseta blanca y tras una acción dudosa en el área blanquiverde, desató su frustración con una agresión a Edimar por la que vio la roja directa. En el camino hacia vestuarios, Ronaldo protagonizó un gesto aún más feo que el puñetazo con el que se zafó de Crespo y la media bofetada que propinó a Edimar, ya que se fue sacando brillo al escudo que le acreditaba como ganador del Mundial de clubes que los blancos lucen en su camiseta. En cierta ocasión contó Di Stéfano: «El club está por encima de dirigentes, empleados, jugadores… Bernabéu siempre hacía hincapié en que había que respetar al contrario, aunque fuera de Regional, ser humildes. Pero ahora, querido, los tiempos han cambiado tanto que el respeto y la cordialidad los han borrado de un plumazo». Tal vez pensaba en Cristiano y su paseíllo en El Arcángel.