Estaba el Frente Penitente horas antes del encuentro celebrando su previa y recordando la buena imagen del equipo contra el Valladolid. "Saldrá otra vez Razak, ¿no? Venga, dímelo", comentaba un aficionado con sonrisa burlona. El ambiente era inmejorable y se comentaba la actualidad del equipo y del club siempre con una sonrisa. Empezó el partido y los ánimos que se veían a lo lejos, en el fondo sur de Butarque, fueron decayendo, lógicamente.

Tras el fiasco, Oltra fue rotundo: "Hemos sido una caricatura de equipo. Hubiera cambiado a seis en el descanso si hubiera podido". No puso paños calientes y, para él, falló todo. Al menos aparentemente. Jugadores, sin nombrarlos, el cambio de dibujo (que siempre ha de llevar una actitud de los protagonistas), el espacio entre líneas y tantas cosas... Una imagen contrapuesta a la de siete días antes, en El Arcángel. Con dos diferencias: una, elegida, la de Víctor Pérez por Luso. La otra, obligada por la ausencia de Xisco, y que provocó incluso un cambio de esquema, de matices, de idea y de todo... ¿Demasiado vuelco por un solo jugador por bueno que sea?

En la puerta de Butarque, antes del partido, un aficionado pepinero al que se le notaba la preocupación por el visitante intentaba quitarse el canguelo: "Han fichado a gente muy mayor", se le podía escuchar al comentar la previa con un paisano. "Sí, pero son buenos", contestaba el otro.

Hubo que dejar el debate de los forofos locales para buscar el lugar de trabajo y, una vez en este, llamaba poderosamente la atención un anuncio en frente de tribuna, de la zona noble de Butarque. Una joyería, Garve, pregonaba sus productos de lujo y con domicilio, paradójicamente, en la calle Juan Muñoz. Quien buscara una joya (o varias), ya sabía a dónde debía ir y, lo que pudo leerse como un mensaje inocuo, se convirtió, hora y media después, en uno subliminal. Remataba el anuncio, con letras versales, con la palabra "relojería". Y alguno, al finalizar el encuentro, sentía dentro de su cabeza: "tic, tac, tic, tac...".