Falta de confianza, nervios, dudas, ansiedad. De todo un poco. Unas sensaciones que Rafael Nadal siempre ha sabido controlar y que ahora atenazan su brazo. "Me siento ansioso. No tengo mi confianza habitual. No sé cuándo debo darle a la bola, si mi posición en la pista es la buena para devolverla y a dónde", confesaba el exnúmero 1 tras ser eliminado en la tercera ronda del Masters 1.000 de Miami por Fernando Verdasco (6-4, 2-6 y 6-3). Una derrota temprana, inesperada, que no encajaba en las pistas de Crandon Park desde el 2006, en un escenario en el que ha llegado a la final en cuatro ocasiones (2005, 2008, 2011 y 2014) en 11 participaciones.

"No es una cuestión de tenis. La cuestión es estar relajado lo suficiente como para jugar bien en la pista. He sentido esa ansiedad y nervios otras veces en mi carrera, pero en momentos o puntos concretos, nunca con la intensidad con que me pasa ahora. Son pequeños detalles, difíciles de explicar", explicó Nadal. "En los entrenamientos rompe la bola pero no puede hacer lo mismo cuando compite. Es cierto que se le ve muy ansioso", dice uno de los técnicos que lo ha visto estos días en Miami.

Nadal es el primero en admitirlo. "Mi juego ha mejorado en el último mes pero al mismo tiempo siento que juego con demasiados nervios en muchos momentos y especialmente en los importantes". Y está convencido de solucionar el problema. "He sido capaz de controlar mis emociones durante el 90 o el 95 por ciento de los partidos de mi carrera y volveré a controlar la situación. No sé si en una semana, en seis meses o en un año, pero voy a hacerlo con mi trabajo y la ayuda de mi equipo. Ahora no es una cuestión de lesiones, eso está olvidado", insistió el tenista, que el año pasado no pudo jugar la gira americana de Toronto, Cincinnati y el Abierto de EEUU por una lesión en la muñeca y tampoco el final de temporada en París y la Copa Masters por una apendicitis.

Desde que reapareció este año en Doha con una derrota (Michael Berrer, 127º mundial), Nadal suma 16 victorias y 6 derrotas. Su único título lo logró hace tres semanas sobre tierra en Buenos Aires (ante Monaco) y era el primero que el mallorquín conseguía desde que levantó su noveno Roland Garros, el año pasado.

A sus 28 años, el retorno de Nadal está siendo más duro de lo que él mismo esperaba. La derrota en Miami le hará perder ránking. Murray le quitará la tercera plaza y Nishikori y Raonic le podrían desplazar hasta la sexta plaza mundial, su peor clasificación desde mayo del 2005, cuando llegó a París para ganar su primer Roland Garros como número 7 del mundo.

La temporada europea de tierra debe ser un respiro. "La tierra batida debe ayudarme", aseguró el campeón, que solo ha perdido 25 partidos de 350 y ha ganado 46 títulos en esa superficie. Montecarlo, a partir del 12 de abril, a la espera.