Nadie tiene mala intención al preguntar al bicampeón español Fernando Alonso, pero todo el mundo quiere saber cómo se siente. De ahí que cuando los micrófonos le reciben en el ‘corralito’ del interior del ‘paddock’, que es a donde suele acudir el asturiano después de ser eliminado, casi siempre, en la primera sesión de los entrenamientos definitivos del sábado, aquellos que conforman la parrilla de salida, el ‘Nano’no sepa ya qué decir y muestre, como este mediodía, eso sí, con enorme caballerosidad, sensatez y corrección su cansancio por tanta pregunta reiterativa.

No corrió en Australia y, luego, todo han sido un rosario de decepciones los sábados: 18º (de 20 coches) en Malasia, China y Bélgica; el 17º en Inglaterra e Italia; 15º en Mónaco, Austria y Hungria; 14º en Baréin y Canadá y 13º, su mejor posición en parrilla del año, en Barcelona. Alonso puede quejarse de las preguntas, pero motivos tienen los medios para intentar averiguar qué le ocurre, no a él, pues su compañero, también campeón, el británico Jenson Button ha cosechado idénticos resultados los sábados.

“Sé que vosotros queréis saber si hay o no novedades y cómo me siento, pero ya sabéis que no hay nada nuevo y que, cuando llevemos algo nuevo, que no sé cuándo será, lo sabréis”, comentó Alonso tras ser eliminado, al igual que su amigo Button, en la primera sesión del sábado. “No hay otra, sabemos que en los circuitos que nos sean favorables, por llamarles de alguna manera, trataremos de pasar a la Q2 y, en carreras, acariciar los puntos. En los demás, nos tocará, como aquí, en Monza, salir atrás, acabar y aprender cositas del coche. No se puede hacer más”.

Con sus gestos, con sus respuestas, con su paciencia al soportar, en cada fin de semana de carreras el mismo calvario, Alonso lo que pide es “comprensión, paciencia”. “Estamos trabajando mucho, veremos si bien, pero en silencio y de forma muy profesional”.