Algo en lo que todo el mundo parece de acuerdo y apenas existen disesiones es en el relevo casi obligado que realizará Luis Miguel Carrión en la portería, el próximo domingo, ante el Tenerife.

El técnico blanquiverde tiene por un lado a Igor Stefanovic. El serbio realizó buenas actuaciones en los encuentros de pretemporada, alguna de ellas incluso destacada, aunque una vez iniciada la competición ha ido añadiendo lunares a su trayectoria. Ante el Zaragoza ya pudo haber debate sobre si alguno de los goles de Borja Iglesias era salvable. Luego, ante el Albacete, un equipo que apenas le puso a prueba, tuvo un par de salidas por alto que dejaron más dudas y, definitivamente, en la pasada jornada en Barcelona, falló de forma estrepitosa en el segundo gol azulgrana. Esta actuación, además, se produjo tres días después de que Pawel Kieszek brillara de manera especial en Lorca, con tres intervenciones de mucho mérito que, visto el resultado final, tuvieron más importancia de la que se le dieron en el momento.

La pasada temporada, Carrión relegó al polaco al banquillo durante dos jornadas buscando «la reacción del equipo», según afirmó el propio técnico, en unas declaraciones que generaron incomprensión.

Ahora es el momento de aplicar lo que en su momento hizo con Razak Brimah. Pero con Pawel Kieszek.