"Nunca olvidaré ese 22 de junio de 2014, cuando la ambición de un grupo de compañeros y amigos peleó con el apoyo de miles de aficionados por el gran sueño de la Primera División. Creímos y lo conseguimos. Me siento orgulloso de haber sido el capitán de este equipo y haber pasado a la historia por tan ansiado ascenso". Esas eran las palabras con las que Abel Gómez decía ayer adiós a la afición cordobesista tras tres años defendiendo la elástica blanquiverde. "He llorado, reído, sufrido, querido... y todo por unos colores, blanco y verde, y un escudo que representan un sentimiento incomparable", insistía el sevillano.

Varios jugadores han optado por despedirse a través de las redes. Son los casos de Iago Bouzón y René Krhin. "Después de un año muy duro en lo colectivo y en lo personal, gracias por estos dos años llenos de cariño", escribía en Twitter el central gallego, quien dijo adiós a la temporada en febrero. Por su parte, para el esloveno "jugar en el Córdoba es una de las mejores decisiones que he tomado en mi carrera y que me siento muy orgulloso de ello", decía a la vez que agradecía el trato a la afición.