Por primera vez desde el 2004, España ha llegado a la final de la Copa Davis sin la ayuda de Rafael Nadal. El exnúmero 1 mundial ya anunció en la final de Sevilla del año pasado que renunciaba a participar y que se tomaba un descanso para programar mejor una temporada que se avecinaba dura con los Juegos Olímpicos de Londres. Junto a él, el mismo día que ganaron el quinto título en Sevilla ante Argentina, también dijeron que renunciaban David Ferrer y Feliciano López, además del capitán, Albert Costa.

Las perspectivas para el nuevo capitán, Alex Corretja, que tomó el mando del equipo en enero, no eran halagüeñas, precisamente. El técnico marchó al Abierto de Australia con la misión de convencer e implicar a los jugadores para afrontar la primera eliminatoria ante Kazajistán. Un rival cómodo y al que España se enfrentaría en casa. Tanto Rafa Nadal, como David Ferrer y Feliciano López le razonaron su decisión de renunciar, aunque después, menos el mallorquín, todos han vuelto al equipo. "Nadie me convenció. No tenía intención de jugar, a todo no se puede llegar" reconoció ayer Ferrer.

Corretja tuvo que afrontar su debut como capitán con un plan B. El técnico optó por recuperar a Juan Carlos Ferrero, con quién había ganado la primera Copa Davis en el 2.000, formó un nuevo doble con Marcel Granollers y Marc López, que "eran una incógnita", y confió en Nicolás Almagro, un jugador que no había tenido oportunidades hasta el momento de entrar en el equipo y que, decepcionado, se había mostrado muy crítico. "Antes llaman al 300 del mundo que a mí" escribió el murciano, enfadado, en un tuit. Y ayer se reafirmaba. "Dije lo que sentía, no me arrepiento de nada. En Australia hable con Alex y nos dijimos lo que pensábamos cada uno. Creo que todo está aclarado" , explicaba tras ganar en Gijón.

Un grupo nuevo

Corretja mostraba ayer su gratitud por la implicación de todos los jugadores. "Formamos un equipo nuevo. David me dijo que necesitaba un descanso y a Almagro le aseguré que era un jugador básico para el equipo si sabía controlarse, mientras que Ferrero nos ayudó con la poca gasolina que le quedaba".

Ayer, Ferrer valoraba su retorno. "Nadie me convenció. Le dije a Alex que no jugaría la primera eliminatoria y tampoco tenía intención de hacerlo en la segunda, pero al final lo hice" admitía. Y lo razonó: "La Copa Davis es un torneo que me encanta y me motivaba poder compartir el espíritu que hay en el equipo, así que decidí exprimir al máximo y me siento feliz por haberlo hecho". "Hay que agradecer el compromiso de Ferrer con el equipo. El ya ha ganado varias Copas Davis. Es un ejemplo", destacó Corretja.

Recuperar a Ferrer para las eliminatorias de Austria y, especialmente, las semifinales ante EEUU, han sido fundamentales para el éxito. Corretja también tenía esperanzas de convencer a Nadal de su retorno. El campeón mallorquín parecía dispuesto tras ganar su sexto Roland Garros. "Nunca dije que no volvería a jugar la Copa Davis" afirmó, contradiciéndose a sus declaraciones en Sevilla, en las que se mostró rotundo y animó a Ferrer a hacer lo mismo.

A pesar de eso, Nadal sabe que tiene las puertas abiertas para jugar cuando quiera, cuando se recupere de sus problemas de rodillas que le impedirán jugar la final ante la República Checa el próximo mes de noviembre. Corretja, de todas formas, no decidirá el equipo hasta ver a todos los jugadores en los próximos meses. "Todos queremos estar en el equipo pero si Rafa dice que quiere jugar, debe estar" decía Almagro el viernes, justo después de ganar a Isner.