Tener siempre presentes los orígenes es una buena fuente de sabiduría para no cometer errores en el presente y el futuro. El fútbol base siempre ha dado buena cuenta de ello.

Y uno de los clásicos del balompié formativo es el Deportivo Córdoba. Este club que se asienta en el parque de la Asomadilla celebra sus bodas de oro con una salud de roble. Una muestra de ello son los cerca de 200 niños con los que cuenta a día de hoy entre sus equipos formativos y la escuela. Aunque, no siempre fue así.

LA SEMILLA DEL OSCUS

En el 1967, Rafael Jaén se encontraba en la Obras Social Cultural Sopeña cuando «escuché a hablar a unos chavales de que jugaban a fútbol en el prado de Los Llanos». A raíz de ahí, Jaén agrupó a este grupo de jugadores entorno al Recreativo Oscus. Y esa primera temporada es una de las páginas de oro del club, pues aquel equipo consiguió ascender a Primera provincial --la categoría más alta previa a la Tercera-- y se proclamó también campeón de Copa.

Aquel primer equipo jugaba con equipaciones rojiblancas, aunque día «la directora del centro me preguntó si no podían jugar con los colores de la bandera del centro (azul y negra)... al año siguiente ya jugamos con esos colores», apunta Rafael Jaén, fundador del Deportivo Córdoba.

Una formación del equipo juvenil del Recreativo Oscus en la década de los 80.

Los inicios siempre son compliados. Comenzaron a entrenar en el cine Fuenseca, para pasar al patio del Seminario Diocesano. Más tarde, consiguieron entrenar en San Eulogio y finalmente, consiguieron alquilar el campo del colegio Virgen del Carmen durante 22 años, antes de recalar en las instalaciones del parque de La Asomadilla, «una adecuada decisión pues teníamos niños de Valdeolleros, Santa Rosa y El Brillante», recuerda Rafael Jaén.

El Recreativo Oscus cambió su denominación por la actual en la campaña 87/88, pues «queríamos pasear el nombre de nuestra ciudad por todos los campos de Andalucía», insiste Jaén.

UNA MINA Y UN TROFEO ÚNICO

No son pocos los jugadores que han despegado a categorías nacionales desde el Deportivo Córdoba, como pueden ser mítico portero del Córdoba Leiva, la internacional sub-19 Rocío Gálvez o Antonio Rubio. Este último fue el germen de uno de los trofeos más carismáticos de la categoría juvenil como era el Ciudad de Los Califas. «Después de que el Madrid pagase 100.000 pesetas por Rubio, pensé invitarlo para darle un homenaje a mis jugadores. Y para no jugar solo dos equipos, también llamé a Córdoba y Sevilla», apunta Rafael Jaén.

Una edición el trofeo ‘Ciudad de Los Califas’.

Este torneo siempre permanecerá vinculado al Depotivo. A lo largo de sus 32 ediciones ha visto el paso de jugadores de la talla de Míchel, Butragueño, Lucas Vázquez, Dani Carvajal o Marc Muniesa, entre otros.

UN TRIANGULAR HISTÓRICO

Cinco décadas llenas de recuerdos que se reflotarán en la gala que tendrá lugar esta noche en la Diputación. «Veré todo un armario de trofeos, de jugadores que han pasado por el club y amigos que he conseguido en todo este tiempo», insiste un Rafael Jaén que considera como su mayor premio el hecho «de que me paren en la calle y me recuerden con cariño».

Equipo cadete campeón de 2ª Andaluza en la 15/16.

Pero no todas las celebraciones se quedarán ahí. Mañana, el IMD Parque de la Asomadilla acogerá un torneo triangular entre jugadores de los años 60, 70 y 80. Todo el legado histórico de un equipo que siempre ha llevado por bandera sus señas de identidad: los valores educativos del respeto y el juego limpio.