Hoy se celebra en el juzgado de lo Penal número dos de Córdoba el juicio contra dos aficionados canarios que el 19 de junio del 2014 agredieron a un abonado blanquiverde que se dirigía a El Arcángel para presenciar aquel importante encuentro. Concretamente, la agresión se produjo en el interior de una tienda del Centro Comercial El Arcángel, donde el hijo de Joaquín Modrego intentó refugiarse, junto a dos amigos, tras ser perseguido por varios aficionados canarios. Finalmente, uno de ellos le dio alcance y le golpeó la cabeza con una botella de whisky, lo que le produjo una abundante hemorragia, contenida momentáneamente por un médico que estaba en ese momento de compras. De hecho, mientras era atendido por ese médico, otro de los aficionados continuó lanzando patadas a Joaquín, su hijo.

Mientras que la acusación particular pedía cuatro años, el fiscal solicitó dos años y seis meses para cada uno de los encausados, ambos militares de profesión -uno del ejército de Tierra y otro de la Marina-. Aunque los aficionados canarios intentaron también demandar al abonado del Córdoba, la evidencia de las pruebas les hicieron desistir de tal actuación y se declararon culpables. Además de los vídeos del interior del centro comercial, había más de media docena de policías como testigos, uno de ellos de paisano, que fue el que finalmente logró dar caza a los hoy encausados al huir éstos del centro comercial tras la agresión.

El reconocimiento de culpabilidad ha hecho que, posiblemente, ambos encausados sean sentenciados a menos de año y medio de cárcel, con lo que al ser su primer delito y la pena menor de dos años no entrarían en prisión. Además, se les impondrá una multa a cada uno de 560 euros.

Joaquín Modrego, abonado con un número inferior al 500, lamentaba ayer ante este periódico «lo barata que sale una agresión de este tipo, en la que podía haber ocurrido una desgracia aún mayor», recordando casos que han tenido repercusión nacional en un tiempo no muy lejano. «No se puede ir al fútbol tranquilo y que pueda ocurrir algo de esta índole, tan grave; mi hijo iba con dos amigos y acababa de bajarse del autobús y, sin comerlo ni beberlo, se encontró con esto», con el añadido de la lentitud de la justicia, que dirimirá el caso más de tres años después de haberse producido. El mismo tiempo que ha tenido la propia entidad blanquiverde para ponerse en contacto con él e interesarse por su hijo. «Del Córdoba, a nosotros, nadie nos ha llamado».