Descubrir un yacimiento arqueológico mirando en Google Maps no es tan fácil. Hay profesionales de la arqueología que a diario investigan por tierra y aire lugares donde se sospecha que podría haber vestigios de vida y a menudo se equivocan porque no es oro todo lo que reluce. Ni siquiera en internet. Pese a todo, es la curiosidad lo que mueve la ciencia y no son pocos los descubrimientos que se producen por puro azar.

La curiosidad de José Broch, un funcionario de 41 años de Castellón, fue la que lo llevó a mirar en internet en busca de Al Medina Al Zahira. «No soy aficionado a estas cosas, pero sí soy muy curioso y me gusta visitar los puntos históricos de las ciudades a las que voy y Córdoba es una de ellas», explica Broch, «por eso decidí mirar en Google Maps cuando supe que había un complejo importantísimo obra de Almanzor que no estaba localizado, me llamó poderosamente la atención que no se hubiera investigado más y que nadie lo hubiera localizado aún».

José Broch no es arqueólogo ni nada parecido. Es tramitador procesal en un juzgado y tiene los conocimientos justos sobre el tema. «Mirando por la zona (en solo media hora) encontré cerca de Los Mochos, en Almodóvar, una anomalía del terreno, unas líneas rectas, y pensé que ahí había algo, así que llamé al CSIC y me remitieron al jefe de Arqueología del Ayuntamiento de Córdoba, Juan Murillo».

La respuesta de Murillo no se hizo esperar quien, además le confirmó que estaba en lo cierto. «Indudablemente, usted ha detectado un yacimiento arqueológico de grandes dimensiones», le indicó, aunque «lo complicado es determinar sus características y cronología mientras no se realicen las investigaciones arqueológicas necesarias, lo que sí puedo afirmar es que no se trata de Madina al-Zahira». Murillo relata en su respuesta la lista de motivos que también ha explicado a este periódico aventurando que quizás pudiera tratarse, por su ubicación, de una gran villa romana dedicada a la explotación oleícola que en su día fueron sumariamente catalogadas por M. Ponsich» o restos andalusíes existentes en el área conocida hoy como Cortijo de Rojas. Según el arqueólogo municipal, las líneas rectas indican indudablemente la mano del hombre, sin embargo, no todos los investigadores coinciden en el diagnóstico.

El profesor Antonio Monterroso, miembro del Departamento de Arqueología de la Universidad de Córdoba mostró sus reservas al respecto. «Yo no sé a qué documentación ha tenido acceso Juan Murillo, pero yo he realizado hoy un análisis multitemporal con las ortofotografías disponibles de la zona y no veo nada significativo», indicó, «habría que hacer más pruebas y, sobre todo, acudir al terreno para comprobar si hay cerámica dispersa». Monterroso valoró positivamente el interés de Broch aunque recalcó que las líneas rectas que se ven pueden deberse a múltiples factores y es habitual que se produzcan supuestos hallazgos que finalmente queden descartados con pruebas sucesivas». Insistió, en cualquier caso "sin pecar de atrevimiento, a menos que Juan Murillo tenga otra documentación que le dé esa seguridad, cosa que desconozco, yo con lo publicado y lo buscado no puedo afirmar que ahí haya un yacimiento arqueológico». Según su relato, «el campo engaña muchísimo porque es un elemento vivo y la Naturaleza lo agita, y además las cosas están donde están por algún motivo y ese es el inicio de toda hipótesis de búsqueda de un yacimiento». En el supuesto de que existiera algo en este enclave, Monterroso aventuró la existencia de «cortijos, agrupaciones o caseríos de época islámica» aunque «habría que verlo en el terreno».

José Broch, con la ubicación del hallazgo en su ordenador. foto Diario CÓRDOBA

José Broch no se ha limitado a consultar. También ha puesto en conocimiento del supuesto hallazgo a otras instituciones, entre ellas el Ayuntamiento de Almodóvar, desde donde según explicó «ilusionado y sorprendido», lo llamaron para agradecerle el interés, la Consejería de Cultura y el Instituto de Patrimonio Cultural de España dependiente del Ministerio. La Junta de Andalucía confirmó a este periódico que Cultura estaba verificando la documentación sin confirmar que en ese punto exista realmente un yacimiento ni que se vaya a investigar de alguna manera. Horas más tarde, la historia se demoronaba tras aparecer vía Facebook nuevas fotos de la zona aportadas por Hispania Arqueología y Patrimonio SL, que constataron la existencia de una gravera en la zona y descartando así la existencia del yacimiento.