Le gusta la docencia, los jóvenes que se entusiasman, que luchan y trabajan por sus sueños, y por eso se encuentra «muy a gusto» en Córdoba, una ciudad en la que la guitarra «puede ser un motor para la cultura» y donde desde hace cinco años ofrece cursos a los integrantes de la Orquesta Guitarodia, la mayoría estudiantes de Guitarra del Conservatorio Superior Rafael Orozoco bajo la dirección de Javier Villafuerte, con los que hoy ofrecerá un concierto de música española y latinoamericana en la Sala Polifemo del Teatro Góngora. Esta actuación, que «ilusiona mucho» a este prestigioso y multipremiado guitarrista, también supone la puesta de largo de la Asociación Amigos de la Guitarra Clásica Miguel Barberá, que ha participado en la organización de este concierto.

-Vuelve a Córdoba a tocar con la Joven Orquesta de Guitarras Guitarodia. Parece que le gusta la experiencia.

-Así es. La primera vez fue hace algunos años, y fue maravilloso ver a estos jóvenes tocar, después de dar el curso con ellos. Forma parte de un trabajo de colaboración con Javier Villafuerte, director de esta formación, en el que llevamos cinco años. Los alumnos se van yendo, pero vienen otros nuevos y es un trabajo precioso. Me encanta ver cómo se entregan, cómo luchan por sus sueños…

-¿Es la guitarra un instrumento que atraiga especialmente a los jóvenes?

-Creo que sí. Y con los años más, incluso en países donde no hay tradición, como Alemania o Japón. En España es natural, porque es un instrumento propio de su folclore.

-¿Cómo ve a Córdoba en el panorama guitarrístico?

--Vine aquí por primera vez en el 2001 a tocar con la Orquesta de Córdoba en la plaza de la Corredera en el marco del Festival de la Guitarra. Me quedé enamorado con el movimiento guitarrístico de la ciudad, tanto a nivel clásico como en el flamenco. A lo largo de los años, he venido en distintas épocas y creo que el Conservatorio Superior de Música hace una labor increíble. Tiene un número importante de alumnos que están muy entregados a la guitarra con un gran nivel y trabajan constantemente. Y a pesar de que se van renovando las generaciones, se mantiene ese nivel. Por otro lado, en cuanto a los artistas ya consagrados, es una ciudad donde se palpa la guitarra, creo que puede ser un motor de la cultura. Entre la guitarra clásica y la flamenca, aunque tienen unos lenguajes muy diferentes, hay una especie de retroalimentación, incluso técnicamente.

-¿No separa la música clásica y la popular?

--A mí no me gusta separarlas. Creo que van juntas. A Manuel de Falla le inspiró el flamenco, por ejemplo.

-¿Qué programa interpretará en esta ocasión?

--Empezará la Orquesta Joven interpretando un programa de música española, y en la segunda parte yo tocaré tres grupos de piezas de Ecuador, Venezuela y México. Terminaremos juntos con el Concierto en Re Mayor de Vivaldi.

-Un programa que servirá para la puesta de largo de la Asociación de Amigos de la Guitarra Clásica Miguel Barberá.

--Sí. Miguel Barberá es un referente de la guitarra en España, tanto en la interpretación como en la docencia. Me parece una cuestión de inmensa justicia que se haya puesto su nombre a esta asociación, y también servirá para que los jóvenes lo conozcan.

-¿Qué cualidades debe tener un buen concertista de guitarra? ¿Es importante la pasión?

-Por supuesto, sin pasión no se hace nada. Creo que el talento es importante, pero si no va acompañado de trabajo y disciplina, es difícil llegar a algo. Desde luego, el talento solo no es nada. La lucha a través del esfuerzo es verdaderamente importante.

-Pese a lo complicado que está el mercado laboral en general, especialmente el de la música, ¿anima a esa lucha?

-Siempre fue difícil vivir de la música. No creo que sea un momento especial. Por mi edad, puedo decir que siempre fue complejo, pero con el trabajo diario, sin caer nunca en el círculo vicioso del pesimismo y con la idea de que siempre hay una solución se puede conseguir. Eso sí, hay que estar preparado.

-A lo largo de su trayectoria ha trabajado en numerosos países, instalando su residencia durante muchos años en Cuba. ¿Por qué este país? ¿Se vive la cultura de una forma especial?

-Yo gané el primer premio del Concurso Internacional de Guitarra de La Habana en 1982, y realmente me maravilló el movimiento de guitarristas que había allí. Me invitaron a trabajar varios años y disfruté mucho. En general, me atraen los lugares donde hay una cultura guitarrística ligada a la juventud.

-Y después acabó instalándose en Palma de Mallorca.

--Mis abuelos eran de allí y siempre tuve una conexión especial con ese lugar. Fue un punto de inicio al decidir vivir en Europa hace tres años, y creo que, de momento, estoy bien allí.

-Siempre de un lado para otro. ¿Es así como vive un músico?

-Es uno de los requisitos. Y te tiene que gustar buscar las cosas que te atraigan. Y, por supuesto tomar la decisión, algo que, a veces, es difícil.

-¿Qué le gustaría hacer en el terreno profesional que aún no haya hecho?

-Francamente, estoy muy contento con lo que he vivido, y la guitarra me ha llevado a superar, incluso, las ilusiones que tenía de joven. Me siento muy tranquilo, he tocado en muchos países, tengo amigos entrañables en todos lados, he grabado muchos discos... Disfruto de cada cosa nueva que hago y no tengo presión.

-¿Cómo calificaría su estilo?

-Tengo una clara influencia, y muy fuerte, de Andrés Segovia, y sigo en ese camino. Creo que es la guitarra genuina y trato de seguir fiel a esto.

-¿Qué espera del concierto de hoy?

--Estoy muy entusiasmado porque se inaugura la asociación, me gusta hacerle este homenaje a Miguel Barberá porque, además de un gran músico, es una gran persona. Me alegra mucho poder hacerlo.