La versión teatral de Dirty Dancing, la famosa película protagonizada por Jennifer Gray y Patrick Swayze, llegará al Gran Teatro de Córdoba del 4 al 8 de octubre para ofrecer siete funciones de un montaje que lleva contando la aventura veraniega de la joven Baby y su historia de amor desde el año 2004. Desde entonces, ha pasado por cuatro continentes, mas de 124 países, convirtiéndose en el espectáculo que antes ha colgado el cartel de «no hay billetes» en el Wes End de Londres. “Teníamos unas expectativas muy altas cuando decidimos traerlo a España, pero jamás se nos había ocurrido pensar que iba a funcionar tan fenomenalmente bien», asegura Itxaso Barrios, coordinadora de espectáculos de Let’s Go, la promotora que ha organizado la gira española de este montaje. Según Barrios, desde que se inició el tour en Madrid, el 1 de diciembre del 2015, «ha sido todo un éxito», agotando las entradas «día tras día, hasta el punto que la gira regresó a Madrid en marzo y abril».

Con música en directo y unos 24 actores, bailarines y cantantes sobre el escenario, Dirty Dancing «no es un musical al uso», dice Barrios, que asegura que es una adaptación «tan fiel a la película» que el libreto de la obra de teatro ha sido escrito por Eleanor Bergstein, la autora del guión de la película, a la que «tuvimos que mandar las grabaciones de los artistas seleccionados en los cásting para que ella le diera el visto bueno final». Esta fidelidad al filme también supone «un reto», según señala Barrios, ya que, dice, «en la película muchas cosas se resuelven con un plano corto y un par de miradas, y esto sobre escena es más complicado de expresar», pero se suple con rápidos cambios de escenografía, incluso sin bajar el telón.

MÁS CANCIONES \ «Para los artistas es un desafío, hay muchos cambios rápidos de vestuario», lo que implica que haya todo un equipo detrás para que todo esté preparado «y ninguna cremallera falle», continúa la coordinadora. Por otro lado, en este montaje Bergstein ha podido añadir algunas de las canciones que se quedaron fuera de la película, y que ella pensó que podrían ayudar a entender un poco mejor cuál es la circunstancia sociopolítica de la época, o por qué Baby está tan interesada en el movimiento de igualdad entre negros y blancos de los años sesenta, «dando un poco más de sentido a lo que está viviendo EEUU en ese momento». Respecto al filme, la obra ahonda un poco más en la relación de Baby con sus padres, con los que pasa sus vacaciones en un lujoso hotel donde descubre, accidentalmente, provocativos bailes y ritmos que le fascinan, igual que el instructor de baile, de quien se enamora.

Barrios explica que el hecho de que sea un título tan conocido es un «arma de doble filo» porque, por un lado, puede ser muy atractivo para la gente pero, por otro, «la gente tiene unas expectativas muy altas ante la versión de una película que tantas veces han visto y cuyos diálogos conocen a la perfección».

Sobre la reacción del público, Barrios asegura que es «maravillosa» y la gente va a ver el espectáculo como si se tratara de su cantante favorito, del que se sabe todas las canciones. «Para todos los que vivimos aquel fenómeno, es un momento revival que te lleva otra vez a aquella época», continúa Barrios.

En cuanto a los más jóvenes, que no conocen la película, también se sienten identificados con la historia de amor y «saben ver lo que hay detrás de Dirty Dancing, donde la protagonista es una mujer que no cumple los cánones de belleza del cine al que estamos acostumbrados, adelantada a su tiempo, con espíritu crítico y con intereses que van más allá de con quién me caso, que resulta que se enamora del chico guapo, del que también consigue su amor», subraya Barrios, que, por último, hace alusión a la complejidad de esta gira, para la que se necesitan cuatro tráilers para el transporte de todo lo necesario para llevar a escena este espectacular montaje.