Pese a que roza los 70 años y su último disco, Lo niego todo, es «una meditación sobre la vejez» y el anteayer, Joaquín Sabina aún tiene energía para alargar la gira que inició en mayo del pasado año, y una de las citas será en Córdoba, el próximo 19 mayo. La plaza de toros de Los Califas recibirá al autor de 19 días y 500 noches con sus nuevas canciones, creadas gracias a un «regalo de los dioses» llamado Leiva, que, según asegura el maestro de Úbeda, le rescató del dique seco y del tedio que le suponía en ese momento escribir canciones, para componer un puñado de temas en los que demuestra ser «un rockerazo de 69 tacos» que «no puede mentirle a su gente y fingir que es un rockerito de 25 años».

-Ha alargado un poco más la gira de ‘Lo niego todo’ en España a su vuelta de Sudamérica. ¿Le ha sabido a poco?

-No. Lo que ocurre es que en sitios como Granada o Barcelona había dejado de actuar por enfermedad, y ya que íbamos a dar la cara en esos lugares pensé que había otros en los que no había tocado y me apetecía mucho. Y uno de ellos era Córdoba.

-El paso del tiempo es el eje central de este disco. ¿De verdad cree que acabará, como dice en una de sus canciones, «como una puta vieja cuidando sus gatos»?

-Creo que ya estoy así. Tengo seis gatos. El disco es una especie de meditación sobre la vejez, pero yo al espejo siempre le saco la lengua. Es decir, para burlarse de los demás hay que empezar burlándose de uno mismo.

-Pero dicen que nadie envejece si tiene un corazón joven.

-El mío está muy joven, y físicamente tampoco me encuentro nada mal, lo que ocurre es que uno no puede mentirle a su gente y fingir que es un rockerito de 25 años. Yo soy un rockerazo de 69 años.

-En este disco se nos vuelve un buen chico negando casi todos los estereotipos con los que siempre se le ha asociado y de los que casi ha alardeado. ¿Se arrepiente de algo?

-Todos esos estereotipos son más bien periodísticos. Yo no hubiera dicho jamás una cursilada como «el juglar del asfalto» y cosas así. Pero todo eso creo que es una caricatura muy excesiva, y en lo único que yo colaboré fue en que no me escondí nunca. Y es verdad que vivía de noche e iba de tugurio en tugurio. Pero nada más. Si yo hubiera llevado esa vida que las caricaturas dicen, sería imposible que hubiera escrito 400 canciones o que estuviera vivo con 69 tacos.

-¿Ha cambiado la noche por el día?

-No, pero como en los bares no es muy cómodo estar por las que cosas que pasan con la gente, pues he puesto un bar en mi casa y aquí vienen mis amigos.

-Hacía mucho tiempo que no componía nuevas canciones. ¿Leiva ha sido el empujón que necesitaba? ¿Cómo ha sido trabajar con él, ansiaba su juventud?

--Leiva fue un regalo de los dioses. Un día me escribió una carta diciéndome que, después de verme en un concierto en Madrid, no quería morirse sin producirme un disco. Yo estaba en un momento de seca, que dicen los escritores, no tenía muchas ganas de ponerme a escribir canciones. Entonces lo llamé y, a pesar de que él tenía su disco recién salido y estaba en plena promoción, se vino a Rota conmigo y pasamos 20 o 25 días escribiendo con una intensidad como yo no recordaba, al menos, desde 19 días y 500 noches.

-Además de a Leiva, ¿a quién respeta en el panorama musical actual?

-De los vivos, sigo respetando mucho a Bob Dylan, y los demás, mucho me temo que se han ido muriendo. Lo malo de tener esta edad es que se te va muriendo la gente. Este año se me han ido Javier Krahe y Leonard Cohen, nada menos. Sigo oyendo mucho a Tom Petty, que también se nos ha muerto este año. Es un desastre cómo la agenda se te va quedando vacía.

-Y respecto a la música española, ¿cree que tiene calidad?

-No lo sé. No escucho mucha música. No tengo redes sociales, no tengo teléfono móvil, no sé conducir. Soy un desastre total. Además, el último año lo hemos pasado totalmente de gira y en las giras llevo un libro, no me pongo a escuchar discos.

-Cuando mira hacia atrás y repasa sus discos, ¿tiene la sensación de que ahora haría algunas cosas de otro modo? ¿Ve la vida, con el paso de los años, de forma diferente?

-Prescindiendo del primer disco, que se llama Inventario -y que ojalá no lo tengas, pero te lo compro para quemarlo-, de todos los demás estoy bastante conforme. Escribo muchas más canciones de las que edito, porque tiro muchísimo a la basura. Solo publico lo que va a hacer que no le de vergüenza a mis amigos oírlo.

-¿Cuál ha sido la mayor locura que ha hecho?

-Eso no te lo voy a contar.

-Siempre ha sido un cronista social. De todas la noticias que escucha en la radio, ¿cuál le tiene más preocupado?

--Me tiene muy preocupado que el emperador del mundo moderno, por votación de la gente, sea un idiota de tal calibre, tan analfabeto y tan memo como Trump.

-¿Y en este país? ¿Cree que estamos tocando fondo?

-Pues si tienes en cuenta que el último episodio es el de Cristina Cifuentes, a la que creíamos lo mejorcito del PP, y todo el resto de ese partido está en la cárcel o apercibido, pues me parece una absoluta desgracia. Dicen que hemos salido de la crisis, pero la gente sigue con los mismos trabajos precarios o sin trabajo, los jubilados están como están, y realmente es una cosa desastrosa y deplorable.

-El otro día Pablo Guerrero decía que se necesita que llueva a cántaros más que nunca.

-Así es. Estoy completamente de acuerdo.

-Una vez invitó a los Reyes a cenar a su casa. ¿Lo volvería hacer?

-Creo que no me reciben en palacio.

-¿Y qué me dice de Cataluña y de la polémica que se ha generado con Serrat, que es amigo suyo?

-Es más que amigo, es mi primo. A mí también me han dicho fascista porque opino que esa gente que ha tomado el poder de Cataluña y que lleva 30 años idiotizando a los ciudadanos comete un pecado enorme, porque el nacionalismo hace mucho tiempo que sabemos que ha sido la causa de las dos grandes guerras europeas o los últimos problemas en Bosnia o Yugoslavia. El nacionalismo es el mal en sí mismo. Los países y los gobiernos no son de las etnias, de las razas o de las lenguas. Son de los ciudadanos.

-¿Y qué le parecen los últimos episodios de censura contra algunas manifestaciones artísticas, usted que luchó en su día por la libertad de expresión?

--Creo que la democracia, la libertad, incluida la de expresión, se ganan día a día, que no hay que descansar ni pararse para respirar. Es una conquista por la que hay que luchar cada día y creo que hay una ola de neoconservadurismo terrible.

-¿Cómo será el concierto que ofrecerá en Córdoba? ¿Qué canción no falta nunca en su repertorio?

--No falta Y sin embargo o Peces de ciudad. Todo lo que se ha abierto paso a lo largo de los años hacia la memoria sentimental de la gente. Además, durante la primera parte, cantaremos una selección grande de Lo niego todo.