La Córdoba islámica siempre se identifica con los dos grandes monumentos, la Mezquita y Medina Azahara, pero también hay una serie de elementos materiales por toda la ciudad que tienen mucho que ver con la transformación de la Córdoba romana a la islámica. A través de elementos arquitectónicos, lápidas funerarias --"algo invisible, pero que nos habla de gente concreta"--, vajillas y monedas la exposición Madinat Cortuba: Ciudad y materia , que se inauguró ayer en Casa Arabe, aporta "una reflexión sobre los elementos materiales que identifican a la Córdoba islámica como paradigma de una ciudad islamizada en la Edad Media", según señaló José Escudero, director de Medina Azahara y uno de los comisarios de esta muestra, junto con Dolores Baena, directora del Museo Arqueológico de Córdoba, centro del que salen algunas de las piezas expuestas, todo ello en un "marco perfecto", Casa Arabe, ya que "el contenedor y el contenido forman parte de la misma cultura", continuó Escudero.

Esta exposición, que se enmarca en el convenio de colaboración suscrito entre la Consejería de Educación, Cultura y Deporte y Casa Arabe en materia de patrimonio cultural andalusí, muestra obras antes nunca vistas, ya que han salido del almacén del Museo Arqueológico, a las que se une una pieza muy singular, el cimacio con decoración de grifos del siglo X de una colección particular. "Ha sido una suerte que la haya prestado su dueño porque es una pieza excepcional", continuó Escudero.

Por su parte, Dolores Baena considera que a través de estos elementos materiales, con su simbología, "vemos como se va islamizando la ciudad", destacando que algunas de las piezas que se muestran han sido extraídas de las excavaciones de Rabanales, "que nunca se han visto". "Se han descubierto casas completas, con sus enseres, cazuelas, elementos que normalmente no se ven procedentes de una casa islámica", señaló Baena. La exposición, que podrá verse hasta final de marzo del año próximo, se centra en las manifestaciones materiales que permiten visualizar el proceso de islamización de una ciudad clásica y estos contenidos se articulan en cuatro grandes apartados. El primero responde a la eclosión urbanística y arquitectónica de Córdoba, ejemplificada, entre otras muchas cosas, por una producción de elementos arquitectónicos, como capiteles, basas o cimacios. Por otro lado, la moneda en al-Andalus y Qurtuba constituye un documento histórico excepcional por ser casi la única emitida en época altomedieval en la Península Ibérica. Es un elemento material que aporta datos históricos concretos y amplios. El siguiente apartado tiene que ver con los cementerios. Los textos históricos proporcionan el nombre de 21 recintos cordobeses, la mayor parte de vida efímera, limitada al Califato. Los más antiguos, fundados durante el Emirato, fueron también los que tuvieron un uso más prolongado. Aparte de éstos, las excavaciones de Poniente y de la Ronda Oeste han documentado extensas necrópolis.

El último de los apartados se centra en los ajuares domésticos. Las piezas de esta sección pertenecen en su mayoría a los recuperados en una serie de casas califales excavadas en el arrabal oriental de Córdoba. Constituyen un conjunto extraordinario que permite reconstruir la vajilla cerámica usada por una familia perteneciente a los estratos medios de la sociedad.