Por supuesto, como su nombre indica, está basada en hechos reales. Sin embargo, no tiene por qué ser esto aval ni aliciente, teniendo en cuenta el alto índice de fracasos acontecidos cuando aparece la consabida advertencia, pues parece como si ello relajara al responsable de la producción a la hora de impregnarla de la calidad suficiente como para hacernos olvidar la huella de su origen, condenando estos productos al más puro género televisivo de sobremesa.

No obstante, 'Una historia real' parecía de antemano intentar escapar de tal etiqueta, pues su director (el británico Rupert Goold), aun siendo debutante en el largometraje, posee suficiente oficio como director teatral como para enfrentarse con garantías a sus dos protagonistas: los intérpretes norteamericanos James Franco y Jonah Hill. Y, de hecho, el filme se convierte en todo un duelo interpretativo entre estos dos actores, aunque debería haber sido más bien un pulso entre los personajes que encarnan, debido al exceso de lo lineal del relato, que adolece del suspense necesario como para hacer atractiva la investigación criminal, así como la poca profundidad al tratar determinados temas como la ética periodística, el engaño, la suplantación de identidad, el ambiguo juego entre verdad y mentira o la responsabilidad del escritor. El relato se queda corto, pues solo muestra la punta del iceberg.

Al margen de la innegable calidad de la dirección de actores que salva esta correcta producción, se echa en falta algo más que traspasara esa discreción, pues lo que podría parecer a priori un film similar a 'Capote' (Bennett Miller, 2005) se queda lejos de esta memorable cinta, donde brillaba con luz propia un Philip Seymour Hoffman en estado de gracia. El guión previamente podría parecerlo: un periodista en busca de la verdad literaria frente a un supuesto criminal que se le confiesa en exclusiva. Pero, pese a no ser una mala película, no alcanza el nivel esperado.