Una madre coraje, interpretada por Frances McDormand (esposa de Joel Coen, protagonista de Fargo (1996) y clara aspirante al Oscar a la mejor actriz este año, con permiso de Meryl Streep) con la sobriedad y eficacia que la caracteriza, contrata tres grandes vallas publicitarias situadas al borde de una carretera por la que no pasa nadie, para anunciar en negro sobre rojo la desidia de la policía a la hora de encontrar a quien ha matado y violado a su hija. Las consecuencias que ello traerá es el tema que aborda Tres anuncios en las afueras, la última producción firmada por el guionista, dramaturgo y director de origen irlandés Martin McDonagh -a quien no conviene confundir con su hermano John Michael, también director y autor de, entre otras, El irlandés (20011) o Calvary (2014)-, quien nos deslumbrara a más de uno con Escondidos en Brujas (2008) y también nos decepcionara con Siete psicópatas (2012).

Y no solo podría recordarnos al cine de los hermanos Coen por la elección de la actriz protagonista, también por el aire que respira la cinta, aunque no deja como guionista el menor de los McDonagh de mostrar sus cartas -nunca mejor dicho- a la hora de jugar con ellas, demostrando ser tan buen escritor como realizador. Sabe perfectamente cuando y cómo plantear los giros dramáticos para sorprender en momentos estratégicos de la trama al espectador. Y, desde luego, sabe mantener su contundente estilo, sin concesiones: seco y mordaz.

Tres anuncios en las afueras es una historia de venganza, de tomarse la justicia por su cuenta, a la desesperada... Pero también pretende demostrar hasta qué punto los buenos y los malos no lo son tanto. Y todo ello, al límite. Con respecto a las interpretaciones, hay que decir que no sólo está bien la protagonista, también Woody Harrelson y Sam Rockwell bordan sus trabajos como personajes que están al otro lado: en comisaría.