Stephen Daldry, director de teatro y cine que cuenta con reconocidos títulos como 'Billy Elliot' o 'Las horas', estrena ahora una cinta para la que cuenta como guionista con Richard Curtis (autor de libretos como los de 'Cuatro bodas y un funeral'), que adapta la novela de Andy Mulligan, donde se nos cuentan las peripecias de unos niños brasileños que mientras buscan entre la basura, su trabajo diario, encuentran una cartera que contiene algo que puede poner en peligro sus vidas si no la devuelven, aunque descubren que puede estar en sus manos solucionar la corrupción de su ciudad, impidiendo que acceda a la alcaldía un mafioso que las tiene todas para hacerse con ella, a menos que alguien logre desenmascararlo. Y de camino conseguir un sueño, después de que alguien robe al mayor ladrón, cosa que le costará la vida.

El film recuerda varios títulos como 'Ciudad de Dios', del brasileño Fernando Meirelles, o 'Slumdog millionaire' y 'Millones', del británico Danny Boyle. Se ve con facilidad, entretiene y está bien filmada e interpretada, dejando muy buen sabor de boca, aunque sin que vaya a tener gran trascendencia. Otra cosa sería la verosimilitud, aunque es posible que este punto no interesara demasiado a los responsables del texto, pues éste podría verse más bien como un cuento. Un cuento político, donde incluso ganan los que no lo hacen en el día a día. El conflicto, por tanto, se desarrolla cuando tres niños se enfrentan a toda una red de corrupción tejida entre políticos, policías y militares. Todo por una cartera, por hacer lo que les pide el cuerpo, no devolverla y luchar por lo que realmente creen que deben luchar: hacer público al lobo que hay dentro del alcaldable de su ciudad. Por ahí anda, también, ayudando en lo que puede a estos chicos de las favelas de Río de Janeiro, el cura que interpreta Martin Sheen, todo un personaje.