Acudo a ver la comedia revelación de la temporada -vencedora en los Premios de Cine Europeo (mejor película, director, actor, actriz, guión), Premio Fipresci en Cannes, representante de su país (Alemania) en los Oscar dentro del apartado de mejor película en habla no inglesa, así como en los premios Bafta, César, Globos de Oro- con bastante curiosidad, ya que, como un amigo me recuerda, los germanos no suelen ser especialistas en el arte de hacernos reír en la gran pantalla, salvando excepciones como Lubtitsch o Wilder.

Sin embargo, hay algún caso más allá de los clásicos en que recuerdo su acertado sentido del humor lleno de inteligencia y sarcasmo, por ejemplo, el de Doris Dörrie cuando filmó en 1985 la muy recomendable Hombres, hombres. Sin embargo, al salir de ver Toni Erdman acabo por preguntarme qué han visto en esta película todos aquellos que la han alzado a base de premios y más premios, por qué una correcta película con algunos buenos momentos es alzada como lo ha sido ésta por encima de excelentes producciones, que las ha habido en la cosecha de este año.

El defecto más grave podría ser la excesiva duración, nada menos que 162 minutos, que si te mantuviera atento no estaría mal, pero si acabas por mirar en demasiadas ocasiones el reloj, mala cosa. Habrá hasta quien abandone la sala antes de tiempo. Luego, la relación entre padre aficionado a construirse personajes cargantes e hija ejecutiva que no ve con buenos ojos la llegada a su entorno del bromista progenitor (Peter Simonischek) no está mal contada, incluso determinadas situaciones pueden provocar la sonrisa del espectador, como, por ejemplo, esa ocurrente fiesta nudista de cumpleaños que se le antoja dar ante superiores y colegas al personaje encarnado en Sandra Hüller, alguien en crisis que se plantea dejar la sede en Bucarest de su empresa para aterrizar lejos de allí, en una ciudad asiática.

La directora y guionista Maren Ade conseguirá contradictorios sentimientos en el espectador con esta tierna, extraña y surrealista película, posiblemente sobrevalorada por festivales y citas cinematográficas.