largo", añadió. Volvió a incidir el alcalde en el futuro de Córdoba "unido a la cultura" y concluyó diciendo que "tenemos más retos" en este sentido, como la necesidad de un auditorio y una sede para la Orquesta de Córdoba, algo a lo que se comprometió a conseguir.

Y también fue una noche para el recuerdo. Muchos de los que asistieron anoche a este acto --delegados de la Junta de Andalucía, concejales de todos los grupos políticos, exconcejales, directores de equipamientos culturales, actores, escritores, senadores, empresarios, etcétera-- volvieron la vista atrás para memorizar qué película u obra de teatro vieron por última vez en este viejo coliseo, ahora renovado bajo la batuta del arquitecto Rafael de la Hoz, que tampoco quiso perderse la reapertura tras "entregarle" con mucha "satisfacción" a Córdoba este teatro.

Por su parte, el concejal de Cultura del Ayuntamiento, Juan Miguel Moreno Calderón, señaló sentirse "muy feliz" porque esta reapertura supone "un gran hito para la proyección de las artes escénicas en la ciudad". En este mismo sentido se manifestó el director del Instituto de las Artes Escénicas, Juan Carlos Limia, que calificó de "muy especial" este acto, con el que se une a los equipamientos culturales de la ciudad "un espacio muy versátil". "Emocionado", Ramón López, exdirector del Gran Teatro y actual delegado de Cultura de la Junta, señaló que sentía una gran satisfacción ya que, "a nivel personal", fue un momento "muy grato".

Para el director titular de la Orquesta, Manuel Hernández Silva, ha sido "un honor" participar en este evento y agradeció que las autoridades hayan confiado en la formación musical para protagonizar la reapertura de este espacio escénico, cuya acústica, según señaló, es "sin lugar a dudas la más apropiada para la música clásica", lo cual es una "magnífica noticia". Respecto a las obras elegidas para este concierto, Hernández Silva señaló que se ha escogido "la página más hermosa que se ha escrito jamás", el Concierto de violín de Beethoven, para el que se contó con el solista francés Amaury Coeyteaux. "Es un buen augurio que la primera obra que se haya escuchado en esta sala sea ésta", continuó el director, que también elogió la Sinfonía nº 1 de Brahms, con la que estaba prevista cerrar el concierto, que finalmente se alargó gracias al "regalo" que la formación quiso ofrecer: el preludio de la zarzuela El tambor de granaderos . La música española no podía faltar.

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