El dramaturgo Salvador Távora defendió ayer en Córdoba la vigencia y actualidad de Quejío, un espectáculo que su compañía, La Cuadra, puso en marcha en el año 1972 y que regresa 45 años después a los escenarios, entre ellos el del Teatro Góngora, el día 28 de octubre, dentro de un ciclo dedicado al teatro andaluz que también pondrá sobre las tablas los montajes Marat Sade, de Atalaya, y Ahora todo es noche, de La Zaranda. «En este momento, a los 45 años de su estreno, Quejío es un espectáculo tan actual como en 1972, algo muy significativo» porque denota que «la sociedad ha vuelto a aquel confuso devenir del año 72», señaló ayer Távora, que subrayó que «nunca hemos llevado un espectáculo por un lado y las inquietudes de los pueblos por otro, y ahora se repone este porque se ha vuelto a la confusión política y cultural».

«Creo que con Quejío vamos a volver a suspirar, a entender lo que es la cultura, para qué sirve el teatro», continuó Távora, que resaltó que «no queremos de ninguna manera que ocurra un tipo de confusionismo como el que ahora mismo hay en Cataluña», apostando por una Andalucía «clara, limpia y unida, que es lo que expresa este montaje, porque la unidad es la única cosa que tienen los pueblos para dar pasos adelante».

LA REBELIÓN DE TÁVORA El espectáculo que ahora se recupera nace de la rebelión del propio Távora ante la situación social y política que sufría la Andalucía de la época, y supuso un canto contra la injusticia social donde el flamenco cobró una nueva dimensión, devolviéndole su sentido como grito de un pueblo marginado. El montaje no dejó indiferente a nadie porque «no era un flamenco para divertir, sino para concienciar», y «aquello no tenía nada que ver con el teatro histórico burgués que existía entonces», continuó el dramaturgo. Luces de candil, cuerdas y un bidón cargado de piedras son los elementos principales de una puesta en escena tan sencilla como potente. Quejío se estructura a partir de siete cantes y tres bailes presentados como una serie de ceremonias que sacan a relucir las querencias de una colectividad a través de sus tradiciones. Fue un espectáculo rompedor y, en su momento, la obra supuso un fenómeno, tanto por su concepción estética como por su compromiso político y social. El reconocimiento internacional llegó desde su primera representación fuera de España, en el Gran Anfiteatro de la Sorbona de París, el 22 de abril de 1972. Desde entonces, La Cuadra de Sevilla no ha dejado de recorrer el mundo.

Durante su intervención, Távora, que aseguró que «nació con un continuo desafio a la vida», recordó la primera vez que puso en escena este montaje en Córdoba ,cuando Julio Anguita era alcalde de la ciudad. Después de verlo en el Teatro Martín de Madrid, Anguita decidió «traerlo a Córdoba», donde se representó «en el patio del obispo», ya que era «una época en la que apenas había escenarios, ni en esta ciudad ni en Andalucía», rememoró el dramaturgo, que también se acordó de que «el propio Anguita hizo de acomodador y ayudó a colocar las sillas». «Fue un encuentro que no se me olvidará jamás», prosiguió Távora, que aseguró que desde entonces comprendió que «el teatro es más que un arte, es un compromiso y el nuestro era con Andalucía». A la presentación del espectáculo acudió la asistente de dirección Lilyane Drillon, que aseguró que la idea de reponer Quejio se debe al «momento que vive la sociedad», recordando que el montaje se desarrolló durante la dictadura de Franco, «burlando a la censura al presentarlo como un espectáculo folclórico más». Según Drillón, este montaje dio una proyección internacional a La Cuadra, siendo «fundamental» la respuesta catalana en el asentamiento de la compañía. Quejío se representó un total 748 veces desde febrero de 1972 a abril de 1975 y, de ellas, solo 26 se hicieron en Andalucía. «No fue desinterés, sino una falta de infraestructuras», prosiguió Drillon, que subrayó que Quejío «tiene muchas lecturas y todas son actuales». Trabajar en Andalucía ha sido una de «las batallas» de Salvador Távora, que ayer consideró que los andaluces «estamos casi igual, el trabajo es tan difícil que me encuentro un poco mirando hacia atrás, estos años han sido un paso, pero tenemos que dar más», aunque «aquello fue muy difícil» porque «nuestras necesidades eran más políticas que artísticas».