«Si no tenemos los testimonios de los fotógrafos o reporteros de lo que pasa en Siria, en Afganistán o en Irak, ¿cómo conseguiríamos la información? ¿De los gobiernos, que siempre mienten?». Así de rotundo se muestra Steve McCurry, uno de los fotoperiodistas más premiados del mundo. Tras casi cuatro décadas recorriendo el mundo y tomando fotografías, McCurry está más convencido que nunca de que la labor de los fotógrafos, los reporteros, los voluntarios, todos los que van al terreno a conocer los problemas de primera mano, es «esencial». «Necesitamos gente que nos diga lo que pasa», afirma en una entrevista con Efe.

«Esa gente arriesga sus vidas para poder denunciar lo que está ocurriendo y son los que provocan la reacción de otras personas, los que hacen que te digas: ‘Vamos a levantar nuestros culos y a hacer algo’», enfatiza este fotógrafo nacido en 1950 en Pensilvania. Él es una de esas voces que denuncia la situación que se encuentra allí adonde va. Ya sea en Tailandia, Rusia, Birmania o Cuba, aunque reconoce una cierta debilidad por Afganistán. «Afganistán es mi historia», afirma. Y por eso ha querido recopilar en un volumen las imágenes más significativas de un país en lucha constante desde 1979.

McCurry viajó por primera vez a Afganistán en aquel año, cuando se produjo la invasión de Rusia y comenzó un conflicto que pasó por diferentes fases pero aún hoy continúa.

«Es una pesadilla», señala el fotógrafo, que destaca la «maravillosa gente y el gran sentido del humor» de los afganos pese a las luchas de facciones y a otros países que han empeorado la situación. Ese sufrimiento se puede ver en los rostros de muchos niños y ancianos que pueblan la cuidada edición de Afghanistán, un enorme volumen de Taschen en inglés, francés y alemán que sale a la venta en agosto.