El periodista y escritor Francisco Solano Márquez Cruz se unía ayer con una conferencia, pronunciada en el salón de actos de Cajasur-Gran Capitán, al 30 aniversario de la declaración de la Mezquita y el 20 del Centro Histórico de Córdoba como Patrimonio Mundial. Lo hizo expresando un deseo que es a la vez un consejo para sus conciudadanos: Córdoba es "una ciudad que nos suplica desde sus piedras de eternidad y sus rincones seductores que la cuidemos para seguir disfrutándola --afirmó--, pues por encima de títulos y honores es patrimonio de los cordobeses".

A lo largo de la charla explicó el sentido del título otorgado por la Unesco y detalló algunos pormenores del proceso de inscripción en la lista del Patrimonio Mundial, primero de la Mezquita, en 1984, y diez años más tarde de su entorno urbano, que figura como "Centro histórico de Córdoba", lo que, a su entender, abre la posibilidad de solicitar su extensión al conjunto del casco histórico mediante una simple aclaración de ese concepto. "Centro histórico --estimó-- es equivalente a Casco Histórico".

Francisco Solano Márquez (nacido en Montilla en 1944 y autor de numerosos libros con Córdoba como protagonista) definió su alocución como "un reportaje hablado", que ilustró con más de 150 imágenes. En ella también rememoró "la disparatada polémica de alcance nacional" que se desató en Córdoba en 1972 en torno a un supuesto traslado de la Catedral fuera del edificio de la antigua Mezquita.

En la conferencia, organizada por la Asociación de Jubilados de Cajasur Pemoncac, hizo igualmente un recorrido por una treintena de monumentos enclavados dentro de la zona declarada, así como por otros muchos que se alzan fuera de ella, entre ellos las iglesias fernandinas, "que por su interés como conjunto --dijo-- merecerían una declaración específica". Y hablando del significado que tiene para Córdoba ser Patrimonio de la Humanidad, lo sintetizó en tres vertientes: de prestigio "al entrar en un selecto club de excelencia cultural, al que pertenecen solo 15 ciudades españolas", económica, por el incremento de las visitas e ingresos por turismo; y la tercera, de compromiso y responsabilidad para defender y mantener el legado, lo que requiere vigilancia y actuaciones encaminadas a depurar la ciudad de algunas 'vergüenzas'.