La intervención pictórica del artista del Puerto de Santa María (Cádiz) Manolo Mesa en el edificio de El Silo deja en El Carpio una de las imágenes más contundentes de lo que ha significado para esta población la 17ª edición de Scarpia. La imagen mural, gigantesca, representa a unos jornaleros en plena labor de recogida agrícola, en una de las paredes del edificio de El Silo, y es quizá una de las obras más espectaculares de la historia de este evento cultural, que pronto alcanzará las dos décadas de vida.

La décimo séptima edición del festival de arte contemporáneo ha concluido tras cumplir los principales objetivos que se definieron en el momento en el que empezó a programarse: ofrecer una oferta artística protagonizada por artistas de primer orden a nivel nacional con proyección internacional, atraer al máximo número de público posible con una oferta cultural atractiva y proyectar una imagen de El Carpio como un pueblo comprometido con la creación contemporánea, como un espacio en el que pueden tener cabida manifestaciones artísticas de primer orden.

Los talleres ofertados, para niños -dirigido por Lourdes Braceros- y para mayores, impartido por Miguel Romero y Lola Rodríguez, han mantenido la tónica general de los últimos años, contando con un grupo nutrido de alumnos.

El éxito de la presente edición, según ha destacado la alcaldesa de esta localidad, Desirée Benavides, “se refleja en que las exposiciones han ofrecido un montaje único que ha sabido conjugar, con calidad y excelencia, espacios monumentales con piezas de marcada contemporaneidad”.

También ha resaltado que “se ha desarrollado en un equilibro medido entre tradición y modernidad, con exposiciones como las de Santiago Ydáñez, Paco Montañés y Noé Serrano, que han contado con un flujo importante de visitas”. O los actos y actividades públicas, que han contado con intervinientes de primer orden, como Antonio López, García Barbeito, Amelia de Paz y Sergio Lasuén representan la excelencia pretendida, siendo éstos pertenecientes a diversos lenguajes artísticos y áreas de conocimiento, lo que ha motivado una altísima participación de público con gustos y preferencias diversas, buena parte del mismo proveniente de otras localidades.

Así mismo Scarpia XVII dejará de manera permanente dos intervenciones colocadas en espacios públicos, la obra La joven del kimono de Montañés y Sobre la resistencia de Mesa, y otras tres obras adquiridas: Galgo de Ydañez, Grúas de Franca y Paisaje de Maseda, lo que seguirá completando la colección de arte público existente con piezas de gran calidad, que siguen mejorando la imagen que ofrece nuestro pueblo.

En definitiva, Scarpia XVII puede valorarse de manera muy positiva, puede afirmarse que cualquiera de las actividades programadas podrían haberse visto en cualquier centro de arte contemporáneo de primer orden España, con la particularidad de que la propuesta carpeña cuenta con el encanto de desarrollarse en un medio rural que influye de manera positiva en la obra de los artistas, haciendo de Scarpia una plataforma artística única de marcada personalidad.