A veces el arte tiene estas cosas. Quejío se estrenó hace 45 años, cuando no existía la Feria de Teatro en el Sur de Palma del Río. Ayer, convertida en referente, la cita acogió esta obra paradigmática del teatro andaluz. Y es que en su Andalucía ha inspirado su obra, su mensaje, su reivindicación del sentir andaluz, su Quejío, el dramaturgo sevillano Salvador Távora. Desde su compañía de siempre, La Cuadra de Sevilla, ha querido mostrarle al mundo una Andalucía real y luchadora, a la que hoy echa en falta. En los colegios andaluces, en la celebración del 28 de febrero, después del mollete con aceite y el Himno de Andalucía, debería hablarse la obra de Távora. Nosotros lo hicimos con él unas horas antes de su actuación en el Teatro Coliseo de Palma del Río.

-¿A qué parte de Andalucía representa ‘Quejío’?

-Andalucía es una unidad. Es una comunidad. Y cualquiera de las partes de Andalucía entra en los problemas que tiene un andaluz. Es una sola. En nuestro espectáculo, se incide en la necesidad de mirarnos nosotros mismos para ver cómo podemos solucionar nuestra imagen, nuestra forma, nuestra cultura y nuestra sociedad en general.

-Es, por lo tanto, una obra que cuadra muy bien con los problemas sociales que se viven en la actualidad.

-Son 45 años. En 45 años se dan muchos problemas reincidentes. Yo creo que hemos estado pensando que eran el pasado. Y el arte --Quejío es un arte escénico por encima de todo-- tiene la misión de ayudar a la sociedad a ser mejor. No solo a divertirse. Yo driría que Quejío es un espectáculo de una belleza enorme. Una belleza para emocionar. Para transmitir y para apreciar nuestra profesión.

-Cuando apareció ‘Quejío’, la Feria de Palma no existía. ¿Es un acto de justicia que una de sus obras más importantes, también del teatro andaluz, pueda verse en esta cita teatral, que es referente de ello?

-Sí, sobre todo, en su lugar y en su momento. Lo mejor de este espectáculo es que viene en el momento justo en el que hay que saber lo que somos los andaluces. Ya no se escucha por ningún sitio la palabra Andalucía. Ese pueblo que se lanzó a la calle y que ahora parece que tiene una necesidad de saber qué conquistas ha hecho y cuáles se han perdido. Y el arte tiene la posibilidad de lograrlo.

-¿La considera usted su obra más importante?

-No, no, no. Es, quizás, la primera propuesta. El punto de partida. Pero Andalucía Amarga, Nanas de espina, Piel de toro, Las Bacantes, Picasso andaluz... Todas han tenido un paso en el arte al andar. Un compromiso. No hay arte sin compromiso. Cuando no es de un signo, es de otro. Quejío tiene un compromiso, y su compromiso mayor es con Andalucía y con los andaluces.

-Usted fue homenajeado en Palma. ¿Qué significa esta feria para Salvador Távora?

-Es de los primeros festivales, creo que el primero, que apareció en Andalucía con una organización de acuerdo con lo que se quería. Volver a este festival es volver a reencontrarme. Pero no reencontrarnos con un momento, sino con muchos otros momentos.

-Cómo se vive esta obra con la que empezó su carrera después de tantos años? ¿Cómo es volver al punto de partida?

--Se vive de distintas maneras. Una, pensando en el pasado y otra pensando en el presente. En la forma de actuar en el pasado y en el presente. La actualidad que representa un viejo espectáculo como Quejío.